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Uveítis

Uveítis es un término general que describe la inflamación de la parte del ojo denominada tracto uveal. Está formado por el iris, el cuerpo ciliar y la coroides, aunque la uveítis también puede afectar a otras partes del ojo. Puede deberse únicamente a enfermedades o problemas oculares, o formar parte de enfermedades que afectan a otras partes del cuerpo. La uveítis se clasifica según el lugar exacto de la úvea en el que se produce, y los síntomas también varían según la zona afectada. El tratamiento, a menudo con dilatadores de la pupila y colirios de corticoides, suele reducir la inflamación y aliviar los síntomas. Sin embargo, el propio tratamiento puede causar complicaciones. Si el tratamiento no se inicia con prontitud y/o surgen complicaciones, la uveítis puede provocar una pérdida permanente de visión.

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¿Qué es la uveítis?

La uveítis es la inflamación del tracto uveal. Se denomina tracto uveal a la parte del ojo formada por:

  • El iris: la parte del ojo que le da color.

  • El cuerpo ciliar: un pequeño músculo en forma de anillo que se sitúa detrás del iris y que ayuda al ojo a enfocar.

  • La coroides: capa de tejido situada entre la retina y la esclerótica, que contiene vasos sanguíneos y un pigmento que absorbe el exceso de luz.

La úvea contiene la mayor parte de los vasos sanguíneos del ojo. También pueden verse afectadas partes del ojo próximas al tracto uveal. Entre ellas se incluyen:

  • La retina: la capa sensible a la luz que recubre el interior del ojo.

  • El nervio óptico: el nervio responsable de la visión.

  • El humor vítreo: material gelatinoso que rellena la cámara situada detrás del cristalino.

  • La esclerótica: la capa blanca externa del globo ocular.

Esquema del ojo humano

Diagrama del ojo humano

Por Rhcastilhos, vía Wikimedia Commons

¿Cuáles son los distintos tipos de uveítis?

La uveítis se clasifica según la parte del tracto uveal a la que afecte la inflamación:

Uveítis anterior

Se denomina uveítis anterior a la inflamación que afecta a la parte anterior del tracto uveal. Puede incluir el iris (iritis) o el iris y el cuerpo ciliar (iridociclitis). Es el tipo más frecuente de uveítis y el más doloroso. Suele estar causada por enfermedades inflamatorias, infecciones o traumatismos.

Uveítis intermedia

Se denomina uveítis intermedia a la inflamación que afecta a la parte media del tracto uveal o del ojo, principalmente al humor vítreo. También puede afectar a la retina subyacente. Se ha relacionado con varias enfermedades, entre ellas la sarcoidosis.

Uveítis posterior

Se denomina uveítis posterior a la inflamación que afecta a la parte posterior del ojo. Puede afectar a la coroides, la cabeza del nervio óptico y la retina (o cualquier combinación de estas estructuras). Incluye la coriorretinitis, la retinitis y la neurorretinitis. La uveítis posterior es la forma menos frecuente de uveítis.

Panuveítis

Se denomina panuveítis a la inflamación que afecta a todo el tracto uveal. Es la forma más grave. La enfermedad de Behçet es una de las causas más frecuentes y puede dañar gravemente la retina.

La uveítis intermedia, la posterior y la panuveítis son las formas de uveítis que tienen más probabilidades de afectar a la visión y las más recurrentes.

La uveítis puede ser:

  • Aguda: la uveítis es de aparición súbita y dura menos de tres meses (los ataques de esta forma suelen durar unas seis semanas).

  • Crónica: significa que es persistente. La uveítis dura más de tres meses.

  • Recurrente: la enfermedad puede reagudizarse (recaída) y, otras veces, estabilizarse. La recurrencia es muy frecuente, aunque el tiempo entre los ataques es muy variable.

Se desconoce la razón por la que algunas personas desarrollan uveítis crónica. No se cree que se deba a un tratamiento inadecuado.

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Causas de la uveítis

La uveítis está causada por una respuesta inflamatoria en el interior del ojo. La inflamación es la respuesta natural del organismo al daño tisular. Produce hinchazón, enrojecimiento y calor. La uveítis puede deberse a:

  • Un ataque del propio sistema inmunitario del organismo (autoinmunidad).

  • Infecciones o tumores dentro del ojo o en otras partes del cuerpo.

  • Lesión en el ojo.

Sin embargo, hasta en la mitad de los casos no se encuentra una causa específica. Es lo que se conoce como uveítis idiopática.

Las causas y asociaciones conocidas de la uveítis son las siguientes:

Enfermedades autoinmunes e inflamatorias

Normalmente, nuestro sistema inmunitario fabrica pequeñas proteínas (anticuerpos) para atacar bacterias, virus y otros "gérmenes". En las personas con enfermedades autoinmunes, el sistema inmunitario fabrica anticuerpos contra los tejidos de su cuerpo, causando daños e inflamación. No está claro por qué ocurre esto. Algunas personas tienen tendencia a desarrollar enfermedades autoinmunes. En estas personas, algo puede desencadenar que el sistema inmunitario ataque a los tejidos del propio cuerpo. Se desconoce el "desencadenante".

Entre las enfermedades autoinmunes asociadas a la uveítis se encuentran la artritis reumatoide y la enfermedad de Behçet. También se cree que la uveítis "idiopática" puede, de hecho, tener una base autoinmune.

Las personas con otras enfermedades inflamatorias también son más propensas a padecer uveítis. Tales enfermedades incluyen:

Infección

Diversos tipos de infecciones causadas por gérmenes (bacterianas, fúngicas y víricas) pueden provocar inflamación del ojo y uveítis. Las infecciones incluyen:

El VIH y la sífilis son causas infecciosas poco frecuentes.

Lesión en el ojo

La uveítis puede producirse tras una lesión ocular.

Causas iatrogénicas

Por "iatrogénico" se entiende un efecto secundario imprevisto o inevitable de un tratamiento médico. En este caso, la uveítis iatrogénica suele ser una uveítis derivada de una intervención quirúrgica ocular. En raras ocasiones, la uveítis puede producirse como efecto secundario de algunos medicamentos. Algunos ejemplos son la rifabutina (utilizada para tratar la tuberculosis) y el cidofovir (utilizado para tratar la infección por citomegalovirus humano).

Cánceres

Algunos cánceres se asocian a inflamación y uveítis. Entre ellos están la leucemia, el linfoma y el melanoma ocular maligno, pero todos son causas poco frecuentes de uveítis.

¿Es frecuente la uveítis?

Se cree que entre 17 y 52 de cada 100.000 personas desarrollan uveítis cada año en el Reino Unido. Afecta sobre todo a personas de entre 20 y 59 años y es poco frecuente en niños. Sin embargo, la uveítis puede afectar a cualquier persona de cualquier edad.

Si padece alguna de las afecciones o problemas subyacentes mencionados anteriormente, corre un mayor riesgo de desarrollar uveítis. En los países desarrollados, como el Reino Unido, la uveítis es la causa de discapacidad visual en aproximadamente 1 de cada 10 personas.

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Síntomas de la uveítis

Los síntomas pueden variar en función del tipo de uveítis que padezca.

Síntomas de la uveítis anterior

Suele afectar a un ojo. Los síntomas comunes son:

  • Dolor ocular (normalmente se siente como un dolor sordo dentro y alrededor del ojo).

  • Enrojecimiento del ojo.

  • Fotofobia (lo que significa que la luz brillante le resulta dolorosa o incómoda).

Puede desarrollar visión borrosa o incluso pérdida de visión. Puede sufrir dolores de cabeza. La pupila del ojo afectado puede cambiar ligeramente de forma y no reaccionar adecuadamente a la luz (normalmente se hace más pequeña) o puede perder su forma redonda y lisa. El ojo puede lagrimear. Los síntomas tienden a desarrollarse a lo largo de unas horas o días.

Síntomas de uveítis intermedia

Suele causar visión borrosa indolora. No es habitual experimentar fotofobia y enrojecimiento del ojo. Un síntoma frecuente son las moscas volantes. Las moscas volantes son formas oscuras que se ven, sobre todo cuando se mira a un fondo muy iluminado, como un cielo azul. La uveítis intermedia suele afectar a ambos ojos.

Síntomas de la uveítis posterior

Suele causar visión borrosa indolora. En algunas personas puede provocar una pérdida grave de visión. Si padece uveítis posterior, puede notar moscas volantes, como se ha descrito anteriormente. También puede desarrollar escotomas. Se trata de pequeñas áreas de visión menos sensible, o ausente, en su campo visual. Estas zonas están rodeadas de visión normal. En la uveítis posterior sólo suele estar afectado uno de los ojos, y los síntomas suelen tardar más en manifestarse.

¿Cómo se diagnostica la uveítis?

La uveítis suele sospecharse por los síntomas que presenta. Si su médico sospecha que padece uveítis, le remitirá a un oftalmólogo para que le examine y confirme los síntomas. El médico puede empezar examinando su visión. Esto le permitirá evaluar las diferencias de visión entre sus ojos. También podrá determinar si la uveítis está empeorando su visión.

El médico que le examine el ojo utilizará un microscopio especial llamado lámpara de hendidura para examinarle el ojo. Si tiene uveítis, el médico observará algunos signos específicos de inflamación en el ojo que le permitirán hacer el diagnóstico.

Es posible que necesite más pruebas, sobre todo si el médico cree que puede haber un problema subyacente. También puede necesitar más pruebas si ha tenido episodios anteriores de uveítis, o si este episodio es grave o afecta a ambos ojos. Estas pruebas pueden incluir una tomografía de coherencia óptica (OCT), que toma imágenes especiales de su ojo, análisis de sangre y posiblemente también una radiografía de tórax.

¿Cuál es el tratamiento de la uveítis?

El objetivo del tratamiento de la uveítis es aliviar el dolor y las molestias oculares, tratar las causas subyacentes (si es posible) y reducir la inflamación. Esto puede evitar la pérdida permanente de visión u otras complicaciones. El tratamiento suele incluir lo siguiente

Colirios de esteroides

  • Los colirios de corticoides suelen utilizarse para reducir la inflamación de la uveítis. Los colirios de corticoides son el principal tratamiento de la uveítis y pueden ser el único tratamiento para los ataques leves. Algunos ejemplos de colirios son la prednisolona y la dexametasona.

  • Aunque los colirios de corticoides suelen funcionar bien, en algunos casos se producen efectos secundarios que a veces son graves. Por ello, los colirios de corticoides sólo suelen ser recetados por un especialista en ojos (un oftalmólogo) que pueda controlar la situación. Antes de utilizar corticoides, es especialmente importante asegurarse de que no se tiene una infección ocular por el virus del herpes simple (también llamado virus del herpes labial ).

  • Entre los posibles efectos secundarios que pueden aparecer a veces están las úlceras en la córnea del ojo, que pueden ser muy dolorosas y afectar a la visión. El uso prolongado de colirios con corticoides puede provocar la opacificación del cristalino (cataratas) o el aumento de la presión ocular (glaucoma).

Tratamiento para aliviar el dolor y las molestias

  • Colirios ciclopléjicos: son colirios que alivian el dolor haciendo que la pupila del ojo se ensanche (dilate) al relajar el músculo del cuerpo ciliar. De este modo, el iris inflamado puede descansar y recuperarse. Algunos ejemplos son los colirios de atropina y ciclopentolato. Tienen algunos efectos secundarios. Pueden hacer que la pupila parezca más grande y provocar temporalmente visión borrosa y dificultad para enfocar. Cuando desaparece el efecto de las gotas, estos efectos secundarios desaparecen. Si no se utilizan estas gotas, la inflamación del iris puede hacer que se "pegue" al cristalino, provocando cicatrices permanentes.

  • Gafas oscuras: si sus síntomas incluyen sensibilidad a la luz brillante (fotofobia), el uso de gafas oscuras puede ser útil.

  • Analgésicos: los analgésicos, como el paracetamol, también pueden ayudar.

Esteroides por vía oral o inyectable

En la uveítis grave, los corticoides se administran a veces mediante inyección en el ojo o alrededor de él. También pueden administrarse por vía oral. Su uso prolongado puede tener efectos secundarios. Los principales efectos secundarios de los corticoides orales se producen cuando se utilizan durante más de unas pocas semanas.

Entre ellas figuran:

  • Adelgazamiento de los huesos(osteoporosis).

  • Adelgazamiento de la piel.

  • Aumento de peso.

  • Pérdida de masa muscular.

  • En general, un mayor riesgo de infección.

Medicamentos inmunosupresores

Si es necesario un tratamiento con corticoides a largo plazo para tratar la uveítis, puede utilizarse un segundo medicamento conocido como inmunosupresor. Esto puede ayudar a reducir la cantidad de corticoides necesarios y/o ayudar a controlar la uveítis si los corticoides no funcionan.

Agentes biológicos

Actualmente se están investigando nuevos tratamientos para la uveítis. Entre ellos se encuentran los medicamentos llamados alfabloqueantes del TNF, como el etanercept y el infliximab.

Tratamiento de afecciones y causas subyacentes

Si existe una causa subyacente de la uveítis, también debe tratarse (si es posible). Esto significa tratar cualquier infección subyacente, enfermedad inflamatoria o enfermedad autoinmune.

Cirugía

Ocasionalmente, la cirugía es necesaria para tratar la uveítis, generalmente la uveítis persistente (crónica). La cirugía se utiliza además de los otros tratamientos mencionados anteriormente. La uveítis no puede tratarse únicamente con cirugía.

  • Si alguien tiene moscas volantes persistentes que afectan a su capacidad de ver, puede extraerse el humor vítreo del ojo. Las moscas volantes suelen aparecer debido a una inflamación que daña el humor vítreo.

  • También puede recurrirse a la cirugía para tratar las cataratas o el glaucoma que pueden aparecer como consecuencia del tratamiento con corticoides.

¿Cuáles son las complicaciones de la uveítis?

Las complicaciones que a veces pueden aparecer con la uveítis incluyen:

  • Formación de sinequias: se denomina "sinequia" a las "bandas" de tejido que pueden formarse entre el iris y el cristalino debido a una inflamación. Los colirios que dilatan las pupilas ayudan a prevenir las sinequias.

  • Glaucoma: la inflamación del ojo puede provocar un aumento de la presión ocular y causar glaucoma. El uso de corticoides también puede provocar un aumento repentino de la presión ocular, sobre todo si ya padece glaucoma. Si el glaucoma no se trata, puede provocar la pérdida de visión. Para más información, consulte el prospecto sobre el glaucoma crónico de ángulo abierto.

  • Edema macular: es la acumulación de líquido en la parte posterior del ojo, alrededor de la mácula, en la retina. Puede causar pérdida de visión permanente. Además, pueden formarse agujeros en la mácula, con la consiguiente pérdida de visión en la retina.

  • Formación de cataratas: la inflamación ocular puede provocar la opacidad del cristalino (formación de cataratas). Las cataratas también pueden deberse a un tratamiento prolongado con corticoides. Si una catarata empeora y no se trata, puede provocar pérdida de visión. Para más información, consulte el prospecto Cataratas.

  • Desprendimiento de retina: la inflamación puede provocar "tirones" en la retina, de modo que ésta se "desprende" de los vasos sanguíneos que hay debajo. Esto puede provocar luces intermitentes, moscas volantes y problemas de visión. Si sospecha que tiene un desprendimiento de retina, póngase en contacto con su médico inmediatamente, ya que a menudo es necesario un tratamiento urgente. Si desea más información, consulte el folleto titulado Desprendimiento de retina.

Si la uveítis no se trata rápidamente, puede provocar una pérdida permanente de visión. También puede dar lugar a complicaciones, como el aumento de la presión ocular (glaucoma). Estas complicaciones pueden afectar a la vista. Si las complicaciones no se detectan a tiempo, a veces pueden tener un efecto más perjudicial en la vista que la uveítis subyacente.

Las complicaciones de la uveítis pueden deberse a los efectos de la inflamación dentro del ojo. Algunas de ellas también pueden deberse al tratamiento con corticoides utilizado para controlar la inflamación. A pesar de ello, por regla general, utilizar suficientes corticoides para controlar la uveítis suele dar mejores resultados que utilizar muy pocos y no controlar la inflamación.

¿Cuál es el pronóstico de la uveítis?

En general, cuanto antes se inicie el tratamiento de la uveítis anterior, mejor será el pronóstico y más rápido desaparecerá. Sin embargo, la uveítis anterior puede reaparecer (recurrir), sobre todo si está asociada a una enfermedad subyacente, como una enfermedad autoinmune o inflamatoria.

En ocasiones, la uveítis anterior puede volverse persistente (crónica) a pesar de un tratamiento precoz y adecuado.

La uveítis intermedia y la uveítis posterior tienen más probabilidades de durar más tiempo o de ser crónicamente recurrentes. Algunas personas con uveítis recurrente aprenden a reconocer sus síntomas. A veces se les administran colirios de corticoides para que los mantengan en reserva y empiecen a tomarlos cuando reaparezcan sus síntomas habituales. Las personas que padecen uveítis crónica o recurrente suelen estar bajo el cuidado a largo plazo de un oftalmólogo y someterse a revisiones periódicas en el ambulatorio.

La uveítis causada por una infección suele desaparecer cuando se trata la infección y no reaparece.

La Dra. Mary Lowth es autora o autora original de este folleto.

Lecturas complementarias y referencias

Historia del artículo

La información de esta página ha sido redactada y revisada por médicos cualificados.

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