Delirio
Revisado por Dr Hayley Willacy, FRCGP Última actualización por Dr Colin Tidy, MRCGPÚltima actualización 10 Feb 2023
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En este artículo:
Sinónimos: estado confusional agudo, fallo cerebral agudo, reacción orgánica aguda, psicosis postoperatoria.
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¿Qué es el delirio?1
El delirio (a veces denominado estado confusional agudo) es un síndrome agudo y fluctuante de encefalopatía que provoca alteraciones de la conciencia, la atención, la cognición y la percepción. Suele desarrollarse a lo largo de horas o días. Pueden producirse alteraciones del comportamiento, cambios de personalidad y rasgos psicóticos.
Subtipos de delirio
Subtipo hipoactivo: la apatía y la confusión tranquila están presentes y pasan fácilmente desapercibidas. Este tipo puede confundirse con la depresión.
Subtipo hiperactivo - destacan la agitación, los delirios y la desorientación y puede confundirse con la esquizofrenia.
Subtipo mixto - los pacientes varían de hipoactivos a hiperactivos.
Puntos importantes a recordar en el delirio
Los pacientes son vulnerables.
Es un escenario habitual de errores -por ejemplo, omitir el diagnóstico y una gestión deficiente-; tiene el potencial de agravarse rápidamente.
No dé por sentado que la confusión se debe a una demencia prolongada o a una discapacidad mental, ni siquiera en las personas mayores o con dificultades de aprendizaje:
Es importante comprobar el nivel previo de funcionamiento a partir de las circunstancias del familiar/cuidador/domicilio.
Si esto no es posible, tratar como confusión aguda hasta que se demuestre lo contrario.
Realice siempre un examen físico completo, que incluya las vías respiratorias, la respiración, la circulación y los signos vitales; sin embargo, tenga en cuenta que el paciente puede no ser capaz de cooperar plenamente.
Compruebe siempre la glucemia y la pulsioximetría (véase también "Investigaciones", más adelante).
¿Es frecuente el delirio? (Epidemiología)2
La incidencia y la prevalencia del delirio varían en función de los criterios diagnósticos utilizados, la población estudiada y el contexto del estudio:1
La prevalencia en la población general (en todos los entornos sanitarios) es de aproximadamente el 0,4%.
Se cree que la prevalencia en la comunidad oscila entre el 1-2%, pero puede llegar al 14% en personas mayores de 85 años.
La prevalencia entre las personas de 65 años o más que viven en centros de cuidados de larga duración es del 10-40%.
Se cree que el delirio afecta hasta al 50% de los ancianos (mayores de 65 años) hospitalizados, al 30% de los ancianos (mayores de 65 años) en los servicios de urgencias, complica entre el 17% y el 61% de las intervenciones quirúrgicas mayores y se produce en el 70-87% de los ingresos en Unidades de Cuidados Intensivos.
Una revisión halló que la prevalencia del delirio persistente (que continúa hasta o después del alta) en pacientes hospitalizados (mayores de 50 años) era del 44,7%. Las proporciones combinadas de delirio persistente a 1, 3 y 6 meses después del alta hospitalaria fueron del 32,8%, 25,6% y 21%.
Se estima que la prevalencia del delirio en el entorno paliativo está presente en el 6-74% de las personas ingresadas en unidades de cuidados paliativos y hasta en el 88% de esas personas en las semanas previas a la muerte. El subtipo más frecuente es el delirio hipoactivo.
Factores de riesgo del delirio3 4
El delirio suele aparecer en personas con factores de riesgo predisponentes cuando se añaden nuevos factores precipitantes (como algunos medicamentos o una infección). A continuación se enumeran los factores de riesgo que se asocian a un mayor riesgo de delirio:
Edad igual o superior a 65 años.
Sexo masculino.
Déficit cognitivo preexistente: por ejemplo, demencia, accidente cerebrovascular.
Gravedad de la demencia.
Comorbilidades múltiples.
Episodio previo de delirio.
Factores operativos: por ejemplo, el tipo de operación. Las reparaciones de fracturas de cadera tienen más probabilidades de asociarse con el delirio, al igual que las operaciones de urgencia.
Ciertas afecciones: quemaduras, SIDA, fracturas, infección, bajo nivel de albúmina, deshidratación.
Fractura de cadera actual o enfermedad grave.
Consumo de drogas (implicado en casi la mitad de los casos) y dependencia - por ejemplo, benzodiacepinas.
Abuso de sustancias, por ejemplo, alcohol.
Experiencias sensoriales extremas: por ejemplo, hipotermia o hipertermia.
Problemas visuales o auditivos.
Poca movilidad.
Aislamiento social.
Estrés.
Enfermo terminal.
Desplazamiento a un nuevo entorno.
Ingreso en la UCI.
Anomalías de la urea/creatinina.
Normalmente se requiere un precipitante junto con los factores de riesgo para que se produzca el delirio. Además, la presencia de un mayor número de factores de riesgo para empezar significa que sólo es necesario un pequeño precipitante para desencadenar el delirio.
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Causas del delirio (etiología)1
Infecciones agudas:
Infecciones víricas.
Absceso cerebral.
Medicamentos recetados:
Benzodiacepinas.
Analgésicos - por ejemplo, morfina.
Anticolinérgicos.
Anticonvulsivos.
Medicamentos antiparkinsonianos.
Esteroides.
Quirúrgico:
Postoperatorio.
Sustancias tóxicas:
Abuso de sustancias o síndrome de abstinencia.
Alcohol: intoxicación aguda o síndrome de abstinencia.
Exposición a metales pesados.
Abstinencia de barbitúricos.
Trastornos vasculares:
Insuficiencia cardíaca o isquemia.
Vasculitis - por ejemplo, lupus eritematoso sistémico (LES).
Trombosis venosa cerebral.
Causas metabólicas:
Hipoxia.
Anomalías electrolíticas: por ejemplo, hiponatremia e hipercalcemia.
Hipoglucemia o hiperglucemia.
Deterioro hepático.
Insuficiencia renal.
Deficiencias vitamínicas:
Deficiencia de tiamina.
Deficiencia de ácido nicotínico.
Endocrinopatías:
Trauma:
Epilepsia:
Por ejemplo, postictalmente.
Neoplasia:
Secundarios en el cerebro.
Síndromes paraneoplásicos.
Otros:
Impactación fecal.
Etiología múltiple.
Etiología desconocida.
Las causas más comunes son afecciones médicas como infecciones, medicamentos o abstinencia de drogas.
Síntomas de delirio1
La realización de una evaluación precisa se basa en una historia colateral para determinar el nivel funcional premórbido del paciente. Existen herramientas de cribado de la función cognitiva muy útiles, como la puntuación abreviada del test mental y el método de evaluación de la confusión.3 Los tests mentales deben realizarse con regularidad y en todos los pacientes de alto riesgo. Sin embargo, puede que no sea apropiado o posible realizar estas pruebas en un paciente enfermo.
A menudo hay indicios de un factor precipitante subyacente, como una infección o una reacción adversa a un fármaco. Las características de presentación son típicamente un cambio repentino en el comportamiento que puede ser notificado. Los síntomas suelen ser intermitentes o de gravedad variable.) Los intervalos lúcidos suelen producirse durante el día, con las peores alteraciones por la noche. Las caídas y la pérdida de apetito suelen ser signos de alerta de delirio. Los cambios de comportamiento (de horas a días) pueden incluir:
Alteración de la función cognitiva: desorientación, deterioro de la memoria y el lenguaje, empeoramiento de la concentración, respuestas lentas y confusión. Puede ser incapaz de recordar detalles de la enfermedad actual, instrucciones o nombres.
Falta de atención: se distrae con facilidad y tiene dificultades para centrar y trasladar la atención de una cosa a otra. Incapaz de mantener una conversación o seguir órdenes razonables.
Pensamiento desorganizado: puede tener una conversación desorganizada, incoherente o irrelevante, un flujo de ideas poco claro o ilógico y dificultad para expresar necesidades y preocupaciones.
Alteración de la percepción: delirios paranoides, percepciones erróneas o alucinaciones visuales o auditivas.
Alteración de la función física:
Delirio hiperactivo: aumento de la sensibilidad al entorno inmediato con agitación, inquietud, trastornos del sueño, deambulación e hipervigilancia.
Delirio hipoactivo: letargo, movilidad y movimiento reducidos, falta de interés por las actividades cotidianas, disminución del apetito, y tranquilidad y retraimiento.
Delirio mixto: combinación de rasgos hiperactivos e hipoactivos.
Comportamiento social alterado: cambios intermitentes y lábiles en el estado de ánimo y/o las emociones (p. ej., miedo, paranoia, ansiedad, depresión, irritabilidad, apatía, ira o euforia). El comportamiento puede ser inapropiado, y puede no cooperar con peticiones razonables o volverse retraído.
Alteración del nivel de conciencia: nubosidad de la conciencia, disminución de la conciencia del entorno y alteraciones del ciclo del sueño (somnolencia diurna, insomnio nocturno, sueño alterado o inversión completa del ciclo del sueño). Puede ser sutil e inicialmente sólo aparente como letargo o distracción.
Es posible que sólo se presenten algunos de estos síntomas. Los síntomas pueden coincidir con una demencia subyacente, lo que es frecuente.
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Evaluación3 4 1
En el momento de la presentación, evalúe a las personas en riesgo para detectar cambios o fluctuaciones recientes (en horas o días) que puedan indicar delirio. Estos cambios pueden ser comunicados por la persona en situación de riesgo o por un cuidador o familiar. Estos cambios pueden afectar a
Función cognitiva: por ejemplo, empeoramiento de la concentración, respuestas lentas, confusión
Percepción: por ejemplo, alucinaciones visuales o auditivas.
Función física: por ejemplo, movilidad reducida, movimiento reducido, inquietud, agitación, cambios en el apetito, trastornos del sueño.
Comportamiento social: por ejemplo, dificultad para atender o seguir peticiones, retraimiento o alteraciones en la comunicación, el estado de ánimo y/o la actitud.
Si se presenta alguno de estos cambios, la persona debe someterse a una evaluación. También hay que prestar especial atención a los cambios que pueden indicar delirio hipoactivo, que a menudo pasan desapercibidos, como el retraimiento, la lentitud de respuesta, la reducción de la movilidad y el movimiento, el empeoramiento de la concentración y la disminución del apetito.
La evaluación debe incluir:
Compruébalo:
Vías respiratorias/respiración/circulación.
Nivel consciente.
Signos vitales: por ejemplo, pulsioximetría, pulso, tensión arterial, temperatura.
Glucosa en sangre capilar.
Examen cardiovascular y respiratorio completo.
Exploración abdominal y genitourinaria completa, si procede.
Examen neurológico completo.
Exámenes complementarios en función del problema sospechado: por ejemplo, otorrinolaringología o tacto rectal.
Existen varios métodos de evaluación para el diagnóstico del delirio. Si se identifican indicadores de delirio, el NICE recomienda que un profesional sanitario o social competente lleve a cabo una evaluación mediante el 4AT. El test de las 4A (4AT) es una herramienta breve de cuatro ítems diseñada para su uso en la práctica clínica. Los cuatro ítems son el estado de alerta, la cognición (una breve prueba de orientación), la atención (recitación de los meses en orden inverso) y la presencia de cambios agudos o curso fluctuante (para más información, véase el enlace al test de las 4A en Lectura complementaria).
Diagnóstico diferencial1
El delirio suele confundirse con los siguientes diagnósticos:
Demencia - por ejemplo, de tipo cuerpos de Lewy, que suele tener un curso fluctuante.
Psicosis funcionales - por ejemplo, esquizofrenia.
Enfermedad tiroidea.
Epilepsia no convulsiva.
Investigaciones3 4
Deben guiarse por la presentación clínica y tienen por objeto identificar una causa subyacente del delirio. Las investigaciones típicas que pueden realizarse incluyen:
Anamnesis completa, incluidos antecedentes colaterales y pruebas cognitivas (p. ej., miniexamen del estado mental).
Exploración completa: busque focos de infección, incluidos los oídos y la garganta; busque erupciones cutáneas, linfadenopatías y compruebe si hay estreñimiento.
Análisis de sangre: hemograma, urocultivos y creatinina, glucosa, calcio, magnesio, pruebas de función pulmonar, pruebas de función hepática, enzimas cardiacas, niveles de vitamina B12, serología de la sífilis, análisis de autoanticuerpos y PSA. La creatinina es vital para obtener una tasa de filtración glomerular estimada (TFGe), ya que puede indicar un deterioro de la función renal y afectar al manejo de los medicamentos, además de predisponer al delirio inducido por fármacos.
Análisis de orina con tira reactiva y microscopía.
Hemocultivos y serología, si están indicados.
ECG.
Pulsioximetría y gasometría arterial, si está indicado.
RXC y posiblemente radiografía abdominal, si está indicado.
Otras pruebas de imagen, como una tomografía computarizada del cerebro.
Puede ser necesaria una punción lumbar.
Electroencefalografía (EEG): normalmente sólo se realiza si existen dudas sobre el diagnóstico.
Tratamiento y gestión del delirio3 4
Esto comienza con una mayor conciencia del delirio y mediciones periódicas de la función cognitiva. Hay que tratar la causa subyacente.
Es habitual que los pacientes con delirio ingresen en el hospital para ayudar a investigar al paciente y para un tratamiento de apoyo. Sin embargo, algunos pacientes pueden ser tratados en la comunidad y trasladarlos a un nuevo entorno puede empeorar el delirio.
En el delirio, las características son fluctuantes y algunos pacientes están lúcidos entre los episodios, por lo que pueden dar su consentimiento informado durante estos periodos. Sin embargo, si el paciente no es capaz de dar su consentimiento informado, puede ser tratado en su mejor interés según el derecho común.
Si el paciente se vuelve violento o es un peligro para sí mismo, puede ser posible manejarlo inicialmente utilizando técnicas verbales y no verbales de desescalada.5
Pero más específicamente para el delirio, la gestión se puede dividir en:
Gestión de apoyo.
Medidas medioambientales.
Gestión médica.
Gestión posterior al alta.
Gestión de apoyo
Comunicación clara.
Recordatorios del día, la hora, el lugar y la identificación de las personas del entorno.
Disponga de un reloj.
Tenga cerca de los pacientes objetos familiares de casa, especialmente gafas, andadores y audífonos. Trate los restos de cerumen y asegúrese de que la persona dispone de gafas funcionales, o de que dispone de audífonos y los utiliza en caso necesario.
Coherencia del personal, tanto médicos como enfermeras.
Relajación - por ejemplo, ver la televisión.
Implicar a la familia y a los cuidadores.
Medidas medioambientales
Evitar los extremos sensoriales (sobreestimulación o subestimulación).
Espacio y sueño adecuados; se debe animar a los pacientes a mantener un ciclo normal de sueño/vigilia. Normalmente se desaconseja el uso de hipnóticos para ayudar a dormir, ya que pueden contribuir al delirio. Se ha probado la melatonina, pero no hay datos que apoyen su uso rutinario.6
Habitaciones individuales si es posible.
Evite la jerga especializada.
Controla el exceso de ruido.
Controla la iluminación de la habitación y pon una bombilla de bajo consumo por la noche.
Controlar la temperatura ambiente (21-23°C).
Recurrir a defensores de la salud (intérpretes) cuando sea necesario y posible.
Mantener la competencia: por ejemplo, mantener la deambulación en pacientes ambulantes.
Alimentación adecuada. Muchos pacientes con delirium pueden no comer tanto como de costumbre y necesitarán ayuda con su ingesta oral. Ofrezca alimentos ricos en calorías y que se sepa que el paciente prefiere. Registre y controle el peso del paciente, y considere la posibilidad de derivarlo a un dietista, según las pautas acordadas localmente.
Nota sobre el manejo de la deambulación: el paciente delirante puede tener tendencia a deambular. Es habitual pensar en sujetar y/o sedar al paciente en estas circunstancias. Sin embargo, esto sólo puede empeorar la situación. El manejo debe tener como objetivo mantener al paciente seguro, utilizando el manejo menos restrictivo - por ejemplo, pensar en las causas de agitación o deambulación (por ejemplo, necesidad de ir al baño). Estas causas deben ser rectificadas; si esto no es posible, el uso de la distracción puede ayudar. Los familiares o cuidadores pueden ser útiles en este caso.
Gestión médica7
Corregir los precipitantes subyacentes, incluyendo:
Infección: aunque la infección es una causa común de delirio, no es la única causa y no está presente en todos los casos. La infección urinaria, en particular, suele sobrediagnosticarse en este escenario.
Estreñimiento: muchos pacientes mayores con delirium que no comen ni beben mucho pueden estreñirse. Los laxantes deben recetarse a los pacientes estreñidos de acuerdo con la política local y teniendo en cuenta las preferencias del paciente; por ejemplo, si son capaces de ingerir el volumen de líquido necesario para algunos laxantes.
Retención urinaria: es frecuente que no se detecte en las personas mayores. No es infrecuente seguir orinando, y de hecho tener polaquiuria y tenesmo vesical, en presencia de volúmenes importantes de orina residual posmiccional. La retención urinaria puede contribuir a la agitación. Deben abordarse los factores contribuyentes subyacentes, como el estreñimiento, el uso de fármacos anticolinérgicos y la inmovilidad. Si se requiere un catéter, debe utilizarse sólo mientras la persona no se encuentra bien, y los planes para su retirada deben considerarse parte del proceso de inserción.
Deshidratación y anomalías electrolíticas: muchos (aunque no todos) los pacientes con delirium están deshidratados y debe realizarse una evaluación clínica del estado de volumen; esto probablemente incluirá la evaluación de los cambios posturales en la presión arterial. Los pacientes gravemente deshidratados o aquellos con hipotensión o sospecha de lesión renal aguda deben someterse a análisis de sangre y, por lo general, ser derivados a atención secundaria para una evaluación más exhaustiva. Los pacientes con deshidratación leve o que no estén deshidratados en ese momento deben ser estimulados con rehidratación oral. Esto puede conseguirse ofreciendo líquidos y registrando la ingesta, con el objetivo de conseguir una ingesta adecuada para restaurar y/o mantener la hidratación. Otra estrategia puede consistir en ofrecer pequeños sorbos de líquidos (p. ej., 60 ml en cada interacción con el paciente).
Dolor: el paracetamol regular forma parte de muchas intervenciones multicomponente para el delirio. Debe considerarse el uso de opiáceos débiles con carácter prenatal y ajustar la analgesia al dolor, teniendo en cuenta los efectos secundarios habituales de la analgesia opiácea. Esto significa que fármacos como el tramadol, el Oramorph®, la buprenorfina y la codeína pueden ser útiles, pero será necesaria una estrecha vigilancia para responder rápidamente a la posibilidad de empeorar la confusión.
Medicación: considere si se ha interrumpido o iniciado recientemente una medicación. Para más información, véase más abajo.
Optimizar el tratamiento de las comorbilidades, ya que los síntomas causados por afecciones gestionadas de forma deficiente (p. ej., EPOC o diabetes) pueden aumentar la agitación.
Tratamiento farmacológico
El uso de fármacos para tratar el delirio puede producir efectos adversos y empeorar el delirio; por lo tanto, es necesario tenerlo muy en cuenta.
Los antipsicóticos tienen efectos beneficiosos en determinados pacientes, sobre todo en los que son agresivos y no responden a las técnicas verbales y no verbales de desescalada.
Se prefiere el haloperidol o la olanzapina, utilizando la dosis más baja posible durante el menor tiempo posible (normalmente una semana o menos). La dosis debe aumentarse gradualmente hasta que se controlen los síntomas. Debe tenerse en cuenta que ninguno de los dos fármacos tiene licencia en el Reino Unido para este uso, por lo que deben aplicarse las consideraciones normales relativas al uso de medicamentos sin licencia. Hay que tener en cuenta que ambos fármacos pueden causar efectos secundarios extrapiramidales y deben utilizarse con precaución o evitarse por completo en algunos pacientes (p. ej., personas con enfermedad de Parkinson con cuerpos de Lewy).
En el delirio resultante de la abstinencia alcohólica (delirium tremens), se prefiere una benzodiacepina como el diazepam o el clordiazepóxido. La benzodiacepina se suele utilizar como tratamiento reductor. Grandes dosis pueden provocar sedación, por lo que se requiere una observación atenta. Véase también el artículo separado Abstinencia aguda de alcohol y delirium tremens.
Gestión posterior al alta
Los síntomas del delirio pueden durar más que la enfermedad subyacente.
Esto significa que algunos pacientes serán dados de alta con anomalías persistentes.
Estas anomalías incluyen desorientación, falta de atención y depresión.
Las familias y los cuidadores también pueden necesitar apoyo, asesoramiento y tranquilidad.
Delirio inducido por fármacos
El delirio inducido por fármacos es muy frecuente entre los ancianos. En algunos casos, los fármacos pueden ser la única causa de delirio. Entre las causas más comunes de delirio por fármacos se incluyen:
Benzodiacepinas.
Analgésicos narcóticos.
Antihistamínicos de primera generación.
Antiespasmódicos.
Flouroquinolonas.
Warfarina.
Captopril.
Teofilina.
Dinitrato de isosorbida.
Dipiridamol.
Furosemida.
Litio.
Antidepresivos tricíclicos.
Cimetidina.
Antiarrítmicos.
Estatinas.8
Digoxina.
Esteroides.
Betabloqueantes.
Medicamentos de venta libre: por ejemplo, medicamentos líquidos que contengan alcohol o clorfenamina.
El papel de la medicación puede sugerirse por una relación temporal entre el inicio del delirio y el comienzo de la nueva medicación. Sin embargo, esto no siempre es así y los médicos deben ser conscientes de ello. Las listas de medicación deben revisarse minuciosamente en caso de delirio. El mecanismo exacto del delirio no está claro, pero se postula que el bloqueo de la vía colinérgica central es un factor importante. Esto puede explicar por qué los medicamentos anticolinérgicos conducen fácilmente a estados delirantes. Es posible que este factor, junto con los cambios farmacocinéticos que se producen más tarde en la vida y las comorbilidades, aumenten la susceptibilidad de los pacientes ancianos al delirio inducido por fármacos.
El tratamiento consiste en suspender el fármaco agresor; sin embargo, a menudo se desconoce el medicamento causante. En este caso, deben suspenderse todos los medicamentos innecesarios o reducirse las dosis. Estos medicamentos pueden aumentarse o reintroducirse cuando el paciente haya mejorado. Además, puede ser prudente prescribir alternativas a los medicamentos con alta actividad anticolinérgica; por ejemplo, el uso de inhibidores de la bomba de protones en lugar de cimetidina.
Complicaciones
Infecciones hospitalarias: por ejemplo, Clostridium difficile y Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM).
Fracturas: por ejemplo, fracturas femorales o de cadera por caídas.
Deterioro psiquiátrico y cognitivo residual.
Algunos evolucionan hacia el estupor, el coma y, finalmente, la muerte.
Pronóstico1
El delirio tiene un curso fluctuante y la recuperación puede ser rápida o tardar semanas o meses.
El delirio persistente se da con más frecuencia en pacientes hospitalizados de edad avanzada y se asocia a resultados adversos.La función física puede estar deteriorada durante 30 días o más tras el alta en personas que han desarrollado delirium en el hospital.
El delirio "subsindrómico" (síntomas de desorientación, falta de atención y deterioro de la memoria que no cumplen los criterios diagnósticos del delirio) puede persistir hasta 12 meses.
El deterioro cognitivo es frecuente en los pacientes quirúrgicos que desarrollan delirium y puede persistir hasta un año.
Los factores asociados a un peor pronóstico incluyen:
Demencia o deterioro cognitivo preexistente.
Vejez y fragilidad.
Enfermedad hipóxica como neumonía grave.
Discapacidad visual.
Subtipo hipoactivo del delirio.
Mayor duración y gravedad del delirio.
Prevención del delirio3 4
El conocimiento de los pacientes de alto riesgo y la posterior observación minuciosa de los delirios con una evaluación y tratamiento rápidos pueden reducir potencialmente la morbilidad y la mortalidad.
El National Institute for Health and Care Excellence (NICE) recomienda un "paquete de intervención multicomponente adaptado" que consiste en lo siguiente:3
Enfoque de equipo multidisciplinar para la prevención del delirio.
Los pacientes deben ser evaluados en las 24 horas siguientes al ingreso, tomando nota de los factores que pueden precipitar y empeorar el delirio.
En las directrices del NICE se enumeran diversas intervenciones basadas en los factores clínicos identificados, por ejemplo:
Deterioro cognitivo o desorientación: proporcionar una iluminación adecuada y orientar regularmente a la persona. Promover actividades cognitivamente estimulantes y visitas periódicas de personas bien conocidas por el paciente.
Hipoxia - identificar y corregir con la cantidad adecuada de oxígeno.
Dolor: evaluar verbal y no verbalmente y tratar.
Medicación: debe revisarse diariamente y suspenderse la medicación no esencial.
Otros factores son la deshidratación, el estreñimiento, la movilidad reducida, las infecciones, la mala alimentación, las alteraciones sensoriales y los trastornos del sueño.
El uso rutinario de medicamentos antipsicóticos -por ejemplo, haloperidol para la prevención del delirio- no está respaldado por datos de investigación.9
Lecturas complementarias y referencias
- Oh ES, Fong TG, Hshieh TT, et al.Delirium en personas mayores: Avances en Diagnóstico y Tratamiento. JAMA. 2017 Sep 26;318(12):1161-1174. doi: 10.1001/jama.2017.12067.
- Fong TG, Davis D, Growdon ME, et al.The interface between delirium and dementia in elderly adults. Lancet Neurol. 2015 Aug;14(8):823-832. doi: 10.1016/S1474-4422(15)00101-5. Epub 2015 jun 29.
- 4ATPrueba clínica rápida para la detección del delirio.
- DelirioNICE CKS, noviembre de 2021 (sólo acceso en el Reino Unido)
- Grover S, Avasthi AGuía de práctica clínica para el tratamiento del delirio en ancianos. Indian J Psychiatry. 2018 Feb;60(Suppl 3):S329-S340. doi: 10.4103/0019-5545.224473.
- Delirio; Directriz clínica del NICE (julio de 2010 - última actualización enero de 2023)
- Reducción del riesgo y gestión del delirio; Una guía clínica nacional. Red escocesa de directrices intercolegiales (SIGN - marzo 2019)
- Violencia y agresión: gestión a corto plazo en entornos de salud mental, sanitarios y comunitarios; Directriz del NICE (mayo de 2015)
- Jaiswal SJ, McCarthy TJ, Wineinger NE, et al.Melatonin and Sleep in Preventing Hospitalized Delirium: A Randomized Clinical Trial. Am J Med. 2018 Sep;131(9):1110-1117.e4. doi: 10.1016/j.amjmed.2018.04.009. Epub 2018 3 de mayo.
- CGA en Atención Primaria; paciente que presenta confusión y delirio, Sociedad Británica de Geriatría, 2019
- Redelmeier DA, Thiruchelvam D, Daneman NDelirium after elective surgery among elderly patients taking statins. CMAJ. 2008 Sep 23;179(7):645-52.
- Oh ES, Needham DM, Nikooie R, et al.Antipsicóticos para la prevención del delirio en adultos hospitalizados: A Systematic Review. Ann Intern Med. 2019 Oct 1;171(7):474-484. doi: 10.7326/M19-1859. Epub 2019 sep 3.
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Historia del artículo
La información de esta página ha sido redactada y revisada por médicos cualificados.
Fecha prevista para la próxima revisión: 9 feb 2028
10 Feb 2023 | Última versión

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