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Parálisis cerebral

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¿Qué es la parálisis cerebral?

El NICE define la parálisis cerebral (PC) como "un término general que engloba un grupo de trastornos permanentes del movimiento y la postura que limitan la actividad". Continúa diciendo que la causa subyacente es una patología adquirida en el cerebro en desarrollo, durante el periodo prenatal, neonatal o en los primeros años de vida, y que la alteración del movimiento asociada a la PC es el resultado de un tono muscular anormal mediado centralmente que conduce (en la mayoría de los casos) a la espasticidad. 1

Aunque el trastorno que causa la parálisis cerebral no es progresivo, los síntomas y la restricción de actividades (que pueden ir de leves a graves) pueden ser progresivos y empeorar con el tiempo.

Los trastornos motores de la parálisis cerebral suelen ir acompañados de otras anomalías, como alteraciones de la sensibilidad, la percepción, la cognición, la comunicación y el comportamiento, y también se asocian a otros problemas como epilepsia, problemas de vejiga e intestino, dificultades de alimentación y deglución y problemas musculoesqueléticos secundarios. 1

¿Cuáles son las causas de la parálisis cerebral? (Etiología)2

La parálisis cerebral está causada por daños en el cerebro inmaduro durante el periodo prenatal, neonatal o infantil.

En el 50-75% de los niños con parálisis cerebral, la lesión causante se produce entre las 24 semanas de edad postmenstrual y el término. Este es el periodo durante el cual el desarrollo cerebral se caracteriza por una elevada tasa de procesos de desarrollo generalizados y complejos.3

El daño puede ser vascular, hipóxico-isquémico, teratogénico, genético o debido a infecciones, toxinas, problemas metabólicos o traumatismos. Las disfunciones circulatorias prenatales, perinatales y postnatales dan lugar a diferentes alteraciones físicas y, por tanto, a diferentes patrones clínicos.4

  • Malformaciones congénitas como causa de parálisis cerebral:

    • Son más frecuentes en los niños nacidos a término que en los prematuros.

    • Puede ocurrir en niños con cualquier nivel funcional o subtipo motor.

    • Se asocian a mayores niveles de deterioro funcional que otras causas.

  • La encefalopatía neonatal puede ser el resultado de diversos acontecimientos patológicos, como una lesión cerebral hipóxico-isquémica o una sepsis, y si ha habido más de uno de estos acontecimientos, pueden interactuar para dañar el cerebro en desarrollo.

  • Se han notificado las siguientes prevalencias aproximadas de encefalopatía neonatal en niños con parálisis cerebral nacidos después de las 35 semanas:

    • Atribuido a una lesión hipóxico-isquémica perinatal: 20%.

    • No atribuido a una lesión hipóxico-isquémica perinatal: 12%.

  • Por parálisis cerebral asociada a una lesión hipóxico-isquémica perinatal:

    • El grado de deterioro funcional a largo plazo suele estar relacionado con la gravedad de la encefalopatía inicial.

    • El subtipo motor discinético es más frecuente que otros subtipos.

  • Para la parálisis cerebral adquirida después del periodo neonatal, se han comunicado las siguientes causas y prevalencias aproximadas:

    • Meningitis: 20%.

    • Otras infecciones: 30%.

    • Lesión en la cabeza: 12%.

  • Hasta hace poco, el 1-2% de los casos de parálisis cerebral (principalmente familiar) se habían relacionado con mutaciones causales. Estudios genéticos recientes de casos esporádicos de parálisis cerebral realizados mediante secuenciación del exoma de nueva generación muestran que el 14% de los casos tienen mutaciones de un solo gen probablemente causales y hasta el 31% tienen variaciones del número de copias clínicamente relevantes.5

  • Aunque durante mucho tiempo se consideró que las principales causas de parálisis cerebral se producían durante el periodo perinatal, ahora se considera que las causas perinatales representan menos del 10% de las personas con parálisis cerebral.

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Clasificación4 6

Clasificación basada en el tipo de trastorno del movimiento

  • Tipo espástico: puede haber un aumento intermitente del tono y reflejos patológicos.

  • Atetoide: se caracteriza por un aumento de la actividad (hipercinesia). Se ha descrito como "movimiento tormentoso".

  • Tipo atáxico: puede haber una pérdida de coordinación muscular ordenada, de modo que los movimientos se realizan con fuerza, ritmo o precisión anormales.

  • Mixto - puede haber una combinación de varias formas.

¿Es frecuente la parálisis cerebral? (Epidemiología)

La prevalencia de la PC en los países ricos en recursos es de 2-3,5 por cada 1.000 nacidos vivos. Se ha sugerido que la prevalencia puede ser tres veces mayor en los países con pocos recursos, debido a un menor acceso a una atención prenatal y perinatal segura, y a una nutrición más deficiente. La prevalencia es significativamente mayor (35%) en los nacidos antes de las 26 semanas de gestación y también aumenta en los partos múltiples, con 12,6 casos por 1.000 nacidos vivos en gemelos y 44,8 casos por 1.000 nacidos vivos en trillizos.1

El conjunto de datos del Reino Unido mostró que la gravedad de la deficiencia aumentaba con el incremento de la edad gestacional al nacer en la parálisis cerebral espástica bilateral, pero la gravedad no variaba con la edad gestacional en la parálisis unilateral. Esto sugiere una etiología diferente para ambas afecciones.

Factores de riesgo2

Los factores de riesgo de la parálisis cerebral incluyen:

Factores prenatales:

  • Parto prematuro (el riesgo aumenta a medida que disminuye la edad gestacional).

  • Malformaciones congénitas.

  • Partos múltiples: gemelos, trillizos, etc.

  • Infecciones intrauterinas - por ejemplo, toxoplasmosis, rubéola, citomegalovirus, VIH.7

  • Corioamnionitis.

  • Agentes tóxicos o teratogénicos: por ejemplo, tabaquismo materno, alcohol, cocaína o fármacos teratogénicos como la warfarina.

  • Infección materna de las vías respiratorias o genitourinarias que requiera tratamiento hospitalario.

  • Enfermedad materna: por ejemplo, anomalías tiroideas o carencia de yodo.

  • Trastornos trombóticos maternos, incluidas las mutaciones del factor V Leiden.

  • Desprendimiento de la placenta.

  • Malformaciones cerebrales fetales o trastornos genéticos/metabólicos.

Factores perinatales:

  • Bajo peso al nacer.

  • Corioamnionitis.

  • Encefalopatía neonatal.

  • Sepsis neonatal (sobre todo con un peso al nacer inferior a 1,5 kg).

  • Infección materna de las vías respiratorias o genitourinaria tratada en el hospital.

  • Prematuridad.

  • Hemorragia intraventricular.

Factores postnatales:

  • Meningitis.

  • Hemorragia intracraneal.

  • Trauma.

  • Infección.

  • Hiperbilirrubinemia.

  • Hipoxia.

  • Convulsiones.

Las principales causas de PC son la prematuridad, la gestación múltiple y las infecciones maternas como la corioamnionitis.1

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Síntomas y presentación de la parálisis cerebral6

La parálisis cerebral se asocia a una puntuación de Apgar baja cinco minutos después del nacimiento.8 Sin embargo, la mayoría de los bebés con puntuaciones bajas NO desarrollan parálisis cerebral.

Puede sospecharse cuando se retrasan los hitos del desarrollo. El diagnóstico definitivo puede ser difícil hasta que aparezcan signos específicos de parálisis cerebral y esto puede no ocurrir hasta que el niño tenga entre 12 y 18 meses.

Las anomalías posturales y de movimiento son frecuentes en los distintos tipos de parálisis cerebral. Las anomalías pueden afectar a una extremidad (monoplejía), a un lado del cuerpo (hemiplejía), a ambas extremidades inferiores (paraplejía) o a las cuatro extremidades (tetraplejía).

La prevalencia de los distintos tipos de discapacidad motriz se ha mantenido notablemente constante a lo largo de 20 años.4 La parálisis cerebral espástica bilateral es la más frecuente, seguida de la parálisis cerebral unilateral o hemipléjica. La parálisis cerebral distónica bilateral es la menos frecuente.

Las posibles características motoras tempranas en la presentación de la parálisis cerebral incluyen:1 2

  • Movimientos inquietos inusuales u otras anomalías del movimiento, incluyendo asimetría o escasez de movimiento. Los movimientos intranquilos pueden estar presentes en bebés neurotípicos de hasta 5 meses de edad; si están ausentes o son inusuales (p. ej., velocidad exagerada o sacudidas), esto puede sugerir PC.

  • Anomalías del tono, como hipotonía (flojedad), espasticidad (rigidez) o distonía (tono fluctuante).

  • Desarrollo motor anormal, incluido el control tardío de la cabeza, el balanceo y el gateo.

  • Dificultades de alimentación.

Los hitos motores retrasados más comunes en los niños con parálisis cerebral son:1 2

  • No se sienta a los 8 meses (edad gestacional corregida).

  • No caminar a los 18 meses (edad gestacional corregida).

  • Asimetría precoz de la función de la mano (preferencia de mano) antes de 1 año (corregida para la edad gestacional).

Remitir a un servicio de desarrollo infantil a todos los niños con retraso en los hitos motores o que caminen de puntillas de forma persistente para una evaluación más exhaustiva.

Afecciones, dificultades y síntomas asociados

En una gran proporción de individuos con parálisis cerebral, la deficiencia motora va acompañada de otros problemas, que pueden incluir:

Las dificultades de aprendizaje (CI inferior a 70) se dan en aproximadamente 1 de cada 2 niños y jóvenes con parálisis cerebral. Las dificultades de aprendizaje graves (CI inferior a 50) se dan en aproximadamente 1 de cada 4 niños y jóvenes con parálisis cerebral.

Aproximadamente 1 de cada 2 niños y jóvenes con parálisis cerebral tiene dificultades de comunicación. Al menos 1 de cada 10 necesita comunicación aumentativa y alternativa debido a deficiencias cognitivas y sensoriales y a dificultades de comunicación (signos, símbolos y dispositivos generadores del habla). Las dificultades de comunicación pueden darse en cualquier nivel funcional o subtipo motor, pero son más frecuentes en niños y jóvenes con parálisis cerebral discinética o espástica bilateral grave.

Hasta 1 de cada 4 niños y jóvenes con parálisis cerebral presenta dificultades emocionales y conductuales (por ejemplo, baja autoestima). Los niños y jóvenes con parálisis cerebral tienen una mayor prevalencia de problemas psicológicos y de salud mental, como depresión, ansiedad y trastornos de conducta. También hay una mayor prevalencia de comportamientos desafiantes (que pueden estar desencadenados por el dolor, el malestar o los trastornos del sueño), problemas en las relaciones con los compañeros, trastornos del neurodesarrollo, incluido el trastorno del espectro autista (TEA) y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

Las dificultades de aprendizaje y movimiento pueden verse exacerbadas por dificultades de registro o procesamiento de la información sensorial, que pueden afectar al funcionamiento y la participación. Las dificultades sensoriales pueden incluir trastornos sensoriales primarios (como el procesamiento de la información visual o auditiva; por ejemplo, las dificultades con la percepción de la profundidad pueden afectar a la capacidad para subir escaleras) y trastornos del procesamiento sensorial y la percepción, como la planificación de movimientos o la capacidad de concentración y atención.

Aproximadamente 1 de cada 2 niños y jóvenes con parálisis cerebral tendrá algún tipo de deficiencia visual. Alrededor de 1 de cada 10 niños y jóvenes con parálisis cerebral tiene discapacidad auditiva.

El dolor es frecuente en las personas con parálisis cerebral, sobre todo en las que padecen deficiencias motoras más graves. Entre las causas comunes de dolor, malestar y angustia específicas de la enfermedad se incluyen:

  • Problemas musculoesqueléticos (por ejemplo, escoliosis, subluxación y luxación de cadera).

  • Aumento del tono muscular (incluyendo distonía y espasticidad).

  • Fatiga muscular e inmovilidad.

  • Estreñimiento.

  • Vómitos.

  • Enfermedad por reflujo gastroesofágico.

Los vómitos, la regurgitación y el reflujo gastroesofágico son frecuentes en niños y jóvenes con parálisis cerebral. Alrededor de 3 de cada 5 niños y jóvenes con parálisis cerebral padecen estreñimiento crónico.

La epilepsia se presenta en aproximadamente 1 de cada 3 niños con parálisis cerebral. Puede darse en niños y jóvenes con cualquier nivel funcional o subtipo motor, pero la prevalencia aumenta con el incremento de la gravedad de la deficiencia motora. Se ha descrito en aproximadamente 1 de cada 2 niños con parálisis cerebral discinética.

Otros problemas asociados son:

  • Dificultades para comer, beber y tragar y mala nutrición: retraso del crecimiento y desnutrición.

  • Problemas de vejiga: son frecuentes la incontinencia y las infecciones.

  • Alteraciones del sueño: por ejemplo, sueño fragmentado, que puede darse hasta en el 50% de los niños.

  • Babeo asociado a un mal control de la saliva.

  • Problemas ortopédicos: por ejemplo, contracturas articulares progresivas, músculos acortados, deformidades de la cadera o del pie y escoliosis.

  • Mayor riesgo de baja densidad mineral ósea y, por tanto, de fracturas debidas a osteomalacia u osteoporosis.

En algunos casos, rasgos como las dificultades de alimentación pueden aparecer antes que los síntomas motores, o ser más evidentes en los primeros años que éstos.

Diagnóstico diferencial

La lista de diagnósticos diferenciales puede ser muy amplia. Dado que el diagnóstico es principalmente clínico, es importante observar al niño en varias ocasiones. Algunas autoridades sugieren aplazar el diagnóstico hasta que el paciente tenga 1-2 años para excluir afecciones a corto plazo como la hipotonía transitoria.6 Los siguientes son ejemplos de afecciones que pueden considerarse en el diagnóstico diferencial de la parálisis cerebral:9

Entre los indicadores de alerta para trastornos neurológicos distintos de la parálisis cerebral se incluyen:2

  • Ausencia de factores de riesgo conocidos de parálisis cerebral.

  • Antecedentes familiares de un trastorno neurológico progresivo.

  • Pérdida de capacidades cognitivas o de desarrollo ya alcanzadas.

  • Desarrollo de signos neurológicos focales inesperados.

  • Hallazgos de resonancia magnética sugestivos de un trastorno neurológico progresivo.

  • Hallazgos en la RMN que no concuerdan con los signos clínicos de parálisis cerebral. Considere la posibilidad de repetir la resonancia magnética si se produce un cambio en el perfil clínico y de desarrollo esperado o si aparece alguna señal de alarma de un trastorno neurológico progresivo.

Investigaciones9

El diagnóstico de la parálisis cerebral se basa en el examen clínico y la observación de los padres. Sin embargo, en ocasiones se requieren investigaciones para excluir otros diagnósticos:

  • Estudios tiroideos.

  • Análisis cromosómico.

  • Niveles de piruvato y lactato para excluir citopatías mitocondriales (un grupo de enfermedades sistémicas causadas por daños hereditarios o adquiridos en las mitocondrias).10

  • Niveles orgánicos y de aminoácidos para excluir errores congénitos del metabolismo que cursen con síntomas neurológicos.11

  • Líquido cefalorraquídeo: los niveles de proteínas, lactato y piruvato pueden ser útiles para determinar si ha habido asfixia en el periodo neonatal.

Estudios de neuroimagen

Ha habido controversia sobre el uso de la neuroimagen en la predicción de la parálisis cerebral en neonatos. Sin embargo, los estudios han determinado que:12

  • La ecografía secuencial puede detectar lesiones intracraneales importantes en pacientes que posteriormente desarrollan una parálisis cerebral no ambulatoria.

  • RESONANCIA MAGNÉTICA:2

    • Puede utilizarse para investigar la causa de una parálisis cerebral sospechada o conocida si no está clara a partir de los antecedentes y los resultados de las ecografías craneales.

    • La RM no establecerá con exactitud el momento de una lesión cerebral hipóxico-isquémica en un niño con parálisis cerebral. Los cambios neuroanatómicos sutiles que podrían explicar la etiología de la parálisis cerebral pueden no ser evidentes hasta los 2 años de edad.2

  • La TC puede proporcionar información sobre malformaciones congénitas estructurales y anomalías vasculares y hemorragias, especialmente en bebés.13

  • La tomografía por emisión de positrones (PET) es una mejora adicional que expone al paciente a menos radiación en comparación con la TC.14

Otras pruebas3

  • Potenciales evocados: son las señales eléctricas producidas por el sistema nervioso en respuesta a estímulos sensoriales. Su medición puede ayudar a detectar anomalías auditivas y visuales.

  • Electroencefalograma (EEG): puede ayudar a detectar daños por hipoxia e injuria vascular.

Tratamiento y gestión de la parálisis cerebral2 4

Cada persona con parálisis cerebral es un individuo y tiene síntomas, dificultades y necesidades de tratamiento específicos. Por lo tanto, el tratamiento de la parálisis cerebral debe basarse en una evaluación multidisciplinar individual y debe revisarse y modificarse cuando cambien las necesidades. Existe el peligro de que varias anomalías (por ejemplo, el trastorno del movimiento) se traten de forma inconexa, sin una visión global de los beneficios para la persona con parálisis cerebral y su familia.

Muchas disciplinas tendrán que participar en la evaluación y la gestión, incluidos fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas y terapeutas recreativos. La participación relativa de cada disciplina dependerá de las necesidades individuales de gestión.

Hay muchos aspectos posibles de la gestión, dependiendo de los síntomas y dificultades particulares de cada persona. Las ayudas a la movilidad pueden incluir dispositivos ortopédicos, sillas de ruedas y andadores eléctricos.15 Las férulas pueden ayudar a mejorar la amplitud de movimiento de una articulación; esto puede ser especialmente eficaz para las articulaciones del tobillo.

Todas las dificultades que se presenten deben evaluarse en el contexto de cada persona. Por ejemplo, los trastornos del sueño, las convulsiones y el dolor son comunes en las personas con parálisis cerebral y es esencial considerar si el dolor o las convulsiones pueden ser la causa de cualquier trastorno del sueño.

La salud mental de las personas con parálisis cerebral debe tenerse siempre en cuenta y cualquier problema de salud mental debe reconocerse y tratarse en una fase temprana. Tampoco hay que olvidar la salud psicológica y física de los cuidadores.

Gracias a la mejora de los cuidados, la esperanza de vida de los pacientes con parálisis cerebral es cada vez mayor. La integración social y educativa de los jóvenes adultos en la comunidad es una cuestión cada vez más importante. Los retos para los jóvenes con parálisis cerebral continúan en la edad adulta. Es muy importante garantizar que sus necesidades individuales de desarrollo, sociales y sanitarias, en particular las relacionadas con el aprendizaje y la comunicación, se tengan en cuenta a la hora de planificar y satisfacer las futuras necesidades asistenciales en el momento de la transición a la edad adulta. En los jóvenes con parálisis cerebral puede haber más de un periodo de transición en entornos sanitarios y de asistencia social, por ejemplo, en la universidad, en centros educativos para residentes y en el hogar de adultos.

Los adultos con parálisis cerebral pueden necesitar una reevaluación multidisciplinar periódica para garantizar que se satisfacen sus necesidades cambiantes, especialmente durante etapas clave como el embarazo y la crianza de los hijos, o cuando cambia su estructura de apoyo, por ejemplo, si fallece su padre o su madre y se pierde una fuente de apoyo.

Tratamiento médico16

  • Considere el diazepam oral o el baclofeno en niños y jóvenes si la espasticidad contribuye al malestar o dolor, espasmos musculares (por ejemplo, espasmos musculares nocturnos) o discapacidad funcional.

  • El diazepam es especialmente útil si se desea un efecto rápido (p. ej., en una crisis de dolor). El baclofeno es particularmente útil si se desea un efecto sostenido a largo plazo (p. ej., para aliviar el malestar continuo o mejorar la función motora). Si inicialmente se utiliza diazepam oral debido a su rápido inicio de acción, considere cambiar a baclofeno oral si está indicado un tratamiento a largo plazo.

  • En niños y jóvenes con espasticidad en los que se considere que la distonía contribuye de forma significativa a los problemas posturales, funcionales y de dolor, considere la posibilidad de probar un tratamiento farmacológico oral, por ejemplo, trihexifenidilo, levodopa o baclofeno.

  • La toxina botulínica tipo A puede considerarse si la espasticidad focal está impidiendo la función motora fina, comprometiendo el cuidado y la higiene, causando dolor, perturbando el sueño, impidiendo la tolerancia de otros tratamientos (como órtesis) o causando preocupaciones estéticas al niño o joven.

  • El tratamiento con toxina botulínica tipo A también puede considerarse si la espasticidad de aparición rápida está causando dificultades posturales o funcionales, o si la distonía focal está causando problemas graves, como dificultades posturales o funcionales o dolor.

  • El tratamiento con baclofeno intratecal administrado por bomba continua puede considerarse para la espasticidad si, a pesar del uso de tratamientos no invasivos, la espasticidad o la distonía están causando dificultades con el dolor o los espasmos musculares, la postura o la función, o el autocuidado (o la facilidad de cuidado por parte de los padres o cuidadores).

  • El fenol y el alcohol etílico se utilizan para la espasticidad grave cuando no se dispone de toxina botulínica. El fenol y el alcohol etílico son agentes proteolíticos no selectivos y pueden producir una denervación selectiva cuando se inyectan en nervios motores o músculos. La duración de la denervación con la inyección de alcohol etílico es de unos 3-6 meses. La duración de la denervación con fenol es de unos 4-8 meses.17

Tratamiento quirúrgico16

Una intervención quirúrgica a tiempo puede prevenir el deterioro y mejorar la función. Un cirujano ortopédico debe realizar una evaluación si existe la preocupación de que la cadera pueda estar desplazada o si se teme una deformidad de la columna vertebral.

También debe considerarse la evaluación ortopédica:

  • Si la función de la extremidad está limitada (por ejemplo, para caminar o vestirse) por una postura desfavorable o por dolor como consecuencia de un acortamiento muscular, contracturas o deformidades óseas.

  • Cuando las contracturas de hombro, codo, muñeca o mano dificultan la higiene de la piel.

  • Cuando el aspecto estético de la extremidad superior sea motivo de gran preocupación.

Considerar la rizotomía dorsal selectiva para mejorar la capacidad de andar. Este procedimiento consiste en operar las raíces nerviosas que emanan de la médula espinal y es útil en pacientes seleccionados con espasticidad muscular.18

El papel del médico de cabecera

Gran parte de lo que se ha comentado hasta ahora se iniciará en la atención secundaria, que también puede dirigir el equipo multidisciplinar. Las principales responsabilidades de la atención primaria tienen que ver con la coordinación de la asistencia, la identificación precoz de los problemas asociados y su tratamiento, o su derivación cuando sea necesario, y la prestación de apoyo a los padres u otros cuidadores. Garantizar que se realicen las pruebas de cribado cuando proceda también es una función clave del médico de cabecera (por ejemplo, organizar la realización de una citología cervical si es posible, teniendo en cuenta la discapacidad del paciente) y, a medida que los pacientes envejecen, puede ser necesario planificar los cuidados avanzados.

Los médicos de cabecera también pueden prescribir en régimen de atención compartida. Esto sólo debe hacerse de mutuo acuerdo, cuando el médico, el especialista y el paciente consideren que la atención compartida es segura. Los cuidados compartidos que requieran seguimiento deben contar con los recursos adecuados.19

Complicaciones

  • Contracciones.

  • Síntomas gastrointestinales y sus secuelas: por ejemplo, reflujo, trastornos musculares orofaríngeos, retraso del crecimiento y osteoporosis.

  • Complicaciones pulmonares: por ejemplo, neumonía por aspiración y displasia broncopulmonar.

  • Problemas dentales.

  • Dificultades de aprendizaje moderadas/graves (en el 30-50% de los pacientes asociadas a tetraplejia espástica grave).

  • Pérdida de audición (especialmente cuando la causa secundaria es la hiperbilirrubinemia o la exposición a fármacos ototóxicos).

Pronóstico2

  • Cuanto más grave sea la deficiencia física, funcional o cognitiva del niño, mayor será la posibilidad de que tenga dificultades para caminar.

  • Si un niño puede sentarse a los 2 años, es probable, aunque no seguro, que pueda andar sin ayuda a los 6 años.

  • Si un niño no puede sentarse pero puede rodar a los 2 años, existe la posibilidad de que pueda caminar sin ayuda a los 6 años.

  • Si un niño no puede sentarse o rodar a los 2 años, es poco probable que pueda caminar sin ayuda.

  • Aproximadamente 1 de cada 2 niños con parálisis cerebral tiene dificultades para comunicarse.

  • Alrededor de 1 de cada 3 niños tiene dificultades específicas con el habla y el lenguaje.

  • Cuanto más grave sea la deficiencia física, funcional o cognitiva del niño, mayor será la probabilidad de que tenga dificultades con el habla y el lenguaje.

  • La epilepsia no controlada puede asociarse a dificultades en todas las formas de comunicación, incluido el habla.

  • Un niño con parálisis cerebral bilateral espástica, discinética o atáxica tiene más probabilidades de tener dificultades con el habla y el lenguaje en comparación con un niño con parálisis cerebral espástica unilateral.

  • Cuanto más grave es el deterioro físico, funcional o cognitivo del niño, mayor es la probabilidad de que se reduzca su esperanza de vida.

  • Existe una asociación entre la reducción de la esperanza de vida y la necesidad de alimentación enteral por sonda; sin embargo, esto refleja la gravedad de las dificultades para tragar y no se debe a la intervención.

Prevención de la parálisis cerebral6

Se ha hecho mucho para reducir la incidencia de la parálisis cerebral, entre otras cosas:

  • Reconocimiento y tratamiento de la carencia materna de yodo.

  • Prevención del kernicterus asociado a la isoinmunización rhesus.

  • Tratamientos para prolongar el embarazo en el parto prematuro.

  • Mejora de los cuidados intensivos neonatales.

Lecturas complementarias y referencias

  • Jackman M, Novak I, Lannin NEficacia del entablillado funcional de la mano y del enfoque de orientación cognitiva al rendimiento ocupacional (CO-OP) en niños con parálisis cerebral y lesión cerebral: dos protocolos de ensayos controlados aleatorios. BMC Neurol. 2014 Jul 15;14:144. doi: 10.1186/1471-2377-14-144.
  • Jensen AAutologous cord blood therapy for infantile cerebral palsy: from bench to bedside. Obstet Gynecol Int. 2014;2014:976321. doi: 10.1155/2014/976321. Epub 2014 feb 20.
  • Parálisis cerebral; NICE CKS, junio de 2019 (sólo acceso en el Reino Unido).
  1. Parálisis cerebral; NICE CKS, junio de 2019 (sólo acceso en el Reino Unido).
  2. Parálisis cerebral en menores de 25 años: evaluación y tratamientoOrientación del NICE (enero de 2017)
  3. Hadders-Algra MDiagnóstico precoz e intervención temprana en la parálisis cerebral. Front Neurol. 2014 Sep 24;5:185. doi: 10.3389/fneur.2014.00185. eCollection 2014.
  4. Fairhurst CParálisis cerebral: los porqués y los cómos. Arch Dis Child Educ Pract Ed. 2012 Aug;97(4):122-31. doi: 10.1136/edpract-2011-300593.
  5. MacLennan AH, Thompson SC, Gecz JParálisis cerebral: causas, vías y papel de las variantes genéticas. Am J Obstet Gynecol. 2015 May 21. pii: S0002-9378(15)00510-4. doi: 10.1016/j.ajog.2015.05.034.
  6. O'Shea TMDiagnóstico, tratamiento y prevención de la parálisis cerebral. Clin Obstet Gynecol. 2008 Dec;51(4):816-28. doi: 10.1097/GRF.0b013e3181870ba7.
  7. Mwaniki MK, Atieno M, Lawn JE, et al.Long-term neurodevelopmental outcomes after intrauterine and neonatal insults: a systematic review. Lancet. 2012 Feb 4;379(9814):445-52. doi: 10.1016/S0140-6736(11)61577-8. Epub 2012 Ene 13.
  8. Lie KK, Groholt EK, Eskild AAssociation of cerebral palsy with Apgar score in low and normal birthweight infants: population based cohort study. BMJ. 2010 Oct 6;341:c4990. doi: 10.1136/bmj.c4990.
  9. Noritz GH, Murphy NARetrasos motores: identificación y evaluación tempranas. Pediatrics. 2013 Jun;131(6):e2016-27. doi: 10.1542/peds.2013-1056. Epub 2013 May 27.
  10. Haas RH, Parikh S, Falk MJ, et al.La evaluación en profundidad de la sospecha de enfermedad mitocondrial. Mol Genet Metab. 2008 May;94(1):16-37. doi: 10.1016/j.ymgme.2007.11.018. Epub 2008 Feb 1.
  11. Leach EL, Shevell M, Bowden K, et al.Errores congénitos del metabolismo tratables que se presentan como imitaciones de parálisis cerebral: revisión sistemática de la literatura. Orphanet J Rare Dis. 2014 Nov 30;9(1):197.
  12. de Vries LS, van Haastert IC, Benders MJ, et al.Mito: las imágenes cerebrales neonatales no permiten predecir la parálisis cerebral. Semin Fetal Neonatal Med. 2011 Oct;16(5):279-87. doi: 10.1016/j.siny.2011.04.004. Epub 2011 jun 1.
  13. Korzeniewski SJ, Birbeck G, DeLano MC, et al.A systematic review of neuroimaging for cerebral palsy. J Child Neurol. 2008 Feb;23(2):216-27. doi: 10.1177/0883073807307983.
  14. Kannan S, Chugani HTAplicaciones de la tomografía por emisión de positrones en la sala de neonatos. Semin Perinatol. 2010 Feb;34(1):39-45. doi: 10.1053/j.semperi.2009.10.004.
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  16. Espasticidad en niños y jóvenes; Directriz clínica del NICE (julio de 2012, actualizada en noviembre de 2016)
  17. Chung CY, Chen CL, Wong AMFarmacoterapia de la espasticidad en niños con parálisis cerebral. J Formos Med Assoc. 2011 Apr;110(4):215-22. doi: 10.1016/S0929-6646(11)60033-8.
  18. Rizotomía dorsal selectiva para la espasticidad en la parálisis cerebralNICE Interventional procedure guidance, diciembre de 2010
  19. Responsabilidad de prescripción entre Primaria y Secundaria/Terciaria Atención sanitaria; NHS England, 2018

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