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alcohol

Las señales de advertencia de un problema con la bebida

Este mes, miles de británicos disfrutarán de un mes sin beber en nombre del "enero seco". Para algunos, sin embargo, esta época del año plantea un autoanálisis más profundo y la gran pregunta: ¿tiene usted un problema con la bebida?

En la madrugada del 1 de enero de 2013, en una fiesta casera de Nochevieja, Tim Hampton* se tomó su última copa.

Como la mayoría de sus amigos, había decidido participar en el"Enero Seco", la purga de alcohol a la que miles de adultos británicos se someten cada año y que se ha convertido casi en una tradición tan arraigada como la propia Navidad.

Sin embargo, la motivación de Hampton para reducir su consumo de alcohol era mucho más seria que la de sus compañeros. No era que durante las fiestas hubiera bebido más de lo habitual, sino que se había dado cuenta de que podía contar con los dedos de una mano el número de días del año anterior que había pasado sin beber. La Navidad no tenía nada que ver.

Hampton necesitaba un cambio, no sólo para este mes, sino para toda su vida. Un enero seco no sería suficiente, ya que sólo le daría legitimidad para seguir bebiendo -quizá incluso más que antes- el 1 de febrero.

Casualmente coincidió con esa época del año en la que se hacen propósitos en serio.

"Nunca he hecho propósitos de Año Nuevo ni nada parecido", explica. "Recuerdo que dejé esa bebida -lo recuerdo claramente, era un ron con coca-cola- y no me sentí ni feliz ni triste. Sólo entumecido. Fue por el Dry January, pero en el fondo sabía que la bebida me había atrapado. Ya era suficiente".

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La formación del hábito

Hampton puede rastrear su hábito de beber -y las razones que lo motivaron- con gran claridad. En la universidad se lo pasaba bien, "como la mayoría de mis amigos", pero podía dejarlo con facilidad durante los periodos de revisión y los exámenes. Poco después de graduarse, le llegó el trabajo de sus sueños en Londres, en una reputada empresa de publicidad.

Al principio, el joven profesional achacaba su borrachera a una juerga inofensiva ("era un joven en una gran ciudad"). Poco después, le ascendieron a director de cuentas, lo que conllevó nuevas responsabilidades. Largas horas de trabajo y niveles de estrés y ansiedad sin precedentes. No hay nada malo en desahogarse un poco, decía el razonamiento.

"Creo que fue entonces cuando se convirtió realmente en un problema", afirma. "Sabía que al final del día podía ir al pub o a casa y tomarme un par de copas de vino para relajarme. Empecé a esperarlo con impaciencia. Luego se convirtió en algo nocturno, y las copas fueron aumentando, hasta llegar a una botella por noche. El alcohol era una muleta, pero entonces no pensaba en ello".

Como muchos en su situación, Hampton no se consideraba alcohólico. No sentía ninguna compulsión por beber durante el día y había pocos indicios de que ello hubiera repercutido en sus relaciones personales o en su rendimiento laboral: dos ascensos en el espacio de dos años atestiguaban todo lo contrario.

Señales

Sin embargo, consumir alcohol para aliviar un día duro en la oficina -especialmente cuando todos los días son duros- puede ser un indicio de dependencia, afirma la Dra. Fiona Sim, asesora médica de Drinkaware.

"Si te resulta difícil divertirte o relajarte sin tomar una copa, es posible que te hayas vuelto dependiente del alcohol", dice.

"Puede sorprender oír que no siempre es necesario beber hasta niveles extremos para convertirse en dependiente del alcohol. De hecho, la mayoría de las personas que beben a niveles peligrosos o perjudiciales no tienen ni idea de que lo están haciendo."

Según estimaciones del NHS, algo menos de uno de cada 10 hombres y una de cada 20 mujeres en el Reino Unido muestran signos de dependencia del alcohol, a veces denominada alcoholismo. En términos sencillos, la dependencia del alcohol significa que una persona se siente incapaz de funcionar sin él. ¿Era éste el caso de Hampton?

"Es difícil decirlo, porque no lo tocaba durante el día, lo que sugeriría que valoraba más mi trabajo que tomarme una copa", dice. "Pero en términos de relajación, se convirtió en una parte importante de mi vida. Seguía viendo a los amigos, pero tenía que ser con unas copas. También bebía solo, lo que ahora veo que era una gran señal de alarma".

Como la mayoría de los bebedores problemáticos, Hampton no respetaba las directrices sobre el consumo de alcohol de los Jefes Médicos, que aconsejan que los hombres y las mujeres no consuman más de 14 unidades a la semana -el equivalente a seis copas de vino o seis pintas de cerveza normal- repartidas en varios días y con al menos un par de días sin alcohol a la semana.

En cambio, las señales de alarma a las que finalmente prestó atención en las primeras horas de 2013 eran que su tolerancia al alcohol había aumentado hasta un nivel alarmante, lo que significaba que tenía que beber más solo para tocar la ansiedad o el estrés que buscaba remediar.

"Recuerdo que en la fiesta alguien me elogió por haberme bebido una botella de vino y seguir pareciendo totalmente sobrio", dice. "No diría que fue una epifanía, ni nada parecido, pero me di cuenta de que si seguía bebiendo para sentirme bien, tendría que seguir dosificándome. Estaba en problemas".

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Hacer el cambio

Hampton optó por dejar el alcohol por completo, y por su cuenta ("Me acosté un par de días y decidí que ya no lo quería en mi vida"). Otros, como aconseja Drinkaware, pueden optar primero por ver si pueden reducir su consumo de alcohol para pasar varios días sin beber a la semana.

Drinkaware también cuenta con una aplicación que permite saber cuánto se bebe, algo especialmente útil si se tiene en cuenta lo difícil que puede resultar hacer un seguimiento de las unidades.

Sin embargo, el mejor puerto de escala para quienes temen tener un problema con la bebida sigue siendo su médico de cabecera, que puede remitirles a los servicios locales de alcohol.

Para muchos de nosotros, el "enero seco" pone de relieve los beneficios de la moderación o la abstinencia: lucidez, más energía, una piel mejor, por no hablar de un saldo bancario más saneado. Sin embargo, a menudo se hace bajo la idea errónea de que el cuerpo necesita una "desintoxicación". De hecho, nuestros órganos, incluido el hígado, nos desintoxican a diario.

Para los que beben demasiado, como en el caso de Hampton, puede ayudar a reconocer un problema subyacente más profundo, sobre el que hay que actuar inmediatamente.

*Los nombreshan sido modificados.

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La información de esta página ha sido revisada por médicos cualificados.

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