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Qué esperar cuando su hijo empiece la terapia verbal

Qué esperar cuando su hijo empiece la terapia verbal

Enviar a un niño a terapia puede ser desalentador tanto para él como para sus padres. Entonces, ¿cómo podemos preparar mejor a nuestros hijos -y a nosotros mismos- para su primera sesión de terapia?

Todos sabemos que la infancia puede ser a veces una lucha. Para algunos niños, a los que quizá les cueste controlar sus emociones o afrontar una situación difícil, la intervención del terapeuta adecuado en el momento oportuno puede ser un gran apoyo.

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La terapia adecuada

Para muchos adultos, la idea de la terapia evoca la imagen de un paciente recostado en un diván, contando a un terapeuta sus emociones más íntimas.

"El tipo de terapia adecuado dependerá del nivel de desarrollo de su hijo. Por ejemplo, un niño de diez años puede estar desarrollando su vocabulario emocional, pero su lenguaje será bastante básico: bueno y malo, blanco o negro, triste o feliz. En términos de vocabulario emocional, puede ser mejor para ellos una experiencia de terapia más no verbal, por ejemplo, teatroterapia, musicoterapia o arteterapia", explica la Dra. Michele McDowell, psicopedagoga.

Para encontrar al terapeuta adecuado, hable con el colegio de su hijo o con su médico de cabecera para que le orienten y le digan qué opciones tiene a su disposición.

Liberarse de la culpa

Como padre, aceptar que su hijo necesita ayuda de fuera de la familia puede ser difícil. Por eso, antes de plantear a su hijo la idea de la terapia, debe asegurarse de hacer frente a sus propias emociones. "A veces los padres se sienten culpables o les preocupa haber hecho algo mal", dice el Dr. Oliver Sindall, psicólogo clínico colegiado. "Es importante darse cuenta de que pedir ayuda externa es una fortaleza de los padres: están haciendo algo para ayudar a su hijo".

Los padres también deben asegurarse de presentar un frente unido ante la terapia, incluso si uno de ellos tiene dudas sobre el proceso. "A veces los padres tienen opiniones diferentes", dice el Dr. Sindall. "Hay que intentar no tener ese tipo de conversación delante del niño. Para que funcione, los niños necesitan ver que sus padres están de acuerdo".

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Presentación de la idea

Mucho antes de la primera sesión, los padres deben presentar la idea de la terapia a sus hijos, explicándoles en qué consiste y cómo les ayudará. "A veces los niños creen que ir a terapia es casi un castigo", dice el Dr. Sindall. "Como si, porque están luchando por controlar sus emociones, necesitaran ser 'arreglados'".

Y añade: "Cambia esa narrativa para que parezca una decisión conjunta. Por ejemplo, di: "Creo que tienes problemas y veo lo disgustado que estás. Destaca lo útil que puede ser y por qué es bueno".

"A veces lo comparo con agitar una lata de coca-cola: si todo está pasando internamente, va a estallar. Hablar de ello no va a hacer que desaparezca, pero tenerlo delante puede ayudar a darle sentido para que no te sorprenda", dice el Dr. Sindall.

Quizá sea mejor no utilizar la palabra "terapia", que puede resultar un término extraño o cargado", añade el Dr. McDowell. "Explícales la situación en un lenguaje que entiendan: ayúdales a sentirse tranquilos y relajados ante la idea".

Establecer la confianza

Todos los niños tienen adultos de confianza en su vida. Pero pueden tener dificultades con la idea de pasar tiempo con un nuevo adulto. Es importante que entiendan que no pasa nada por hablar con ese "desconocido", ya que sus padres lo conocen y lo aprueban.

Sin embargo, no conviene precipitarse ni forzar al niño si se muestra reacio a ir. Prepáralo poco a poco y escucha sus recelos. "Planifícalo con cuidado y divídelo en pequeñas etapas", coincide McDowell. "Si sigues teniendo dificultades para que tu hijo asista, habla con el terapeuta, que podrá aconsejarte".

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Un espacio seguro

Para que un niño se abra, necesita entender que sus conversaciones con el terapeuta tienen lugar en un espacio seguro. Aunque los padres reciban información, es fundamental que el niño sienta que puede hablar libremente. Los padres deben evitar hacer preguntas al terapeuta delante del niño.

"Lo más importante es que el terapeuta y el niño tengan una buena relación para que el niño esté relajado y sienta que puede hablar", explica el Dr. Sindall. "Si están pasando por una experiencia difícil, esto puede llevar tiempo".

Además, los padres no deben esperar que el niño se abra del todo después de las sesiones. "El niño debe sentir que es su espacio", explica el Dr. Sindall. "Ten una conversación sobre cómo ha ido, pero explícale que es su espacio y que no tiene por qué hablarte de lo que dice".

Tomarse el tiempo

Establecer la confianza y animar a un niño a abrirse y afrontar sus emociones puede llevar tiempo. Como padres, es difícil afrontar la idea de que nuestros hijos tengan dificultades, pero es importante ser realistas sobre el tiempo que puede llevar la terapia y su trayectoria.

"No se apreciará necesariamente una mejora después de cada sesión", explica el Dr. Sindall. "Habrá avances y retrocesos. La terapia puede hacer aflorar emociones difíciles y lleva tiempo".

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La información de esta página ha sido revisada por médicos cualificados.

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