
Por qué las videollamadas pueden dejarte ansioso y agotado
Revisado por el Dr Krishna Vakharia, MRCGPÚltima actualización por Victoria RawÚltima actualización: 19 de mayo de 2024
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Como cada vez somos más los que trabajamos desde casa, muchas reuniones cara a cara se han sustituido por videoconferencias y conferencias telefónicas a través de Zoom, Skype y aplicaciones de redes sociales. Para algunos, reunirse en línea se ha convertido en la actividad social por defecto, lo que nos permite chatear, jugar y trabajar prácticamente desde cualquier lugar.
En este artículo:
El videochat nos ayuda a estar conectados con nuestros seres queridos e incluso puede crear más oportunidades de trabajo. Entonces, ¿por qué a tantos nos resulta estresante y agotador?
En la era actual del trabajo a distancia, inevitablemente pasamos mucho más tiempo que antes en reuniones virtuales que en la vida real. Esto puede afectar a nuestro bienestar. En primer lugar, hay que lidiar con problemas de sonido, fallos y congelaciones de pantalla, así como con la necesidad de llenar los silencios cuando se está mirando fijamente a la gente en una pantalla.
Los que trabajamos desde casa también podemos sentirnos presionados para aceptar todas las invitaciones de vídeo o llamadas telefónicas.
"La fatiga del zoom no hace nada por mi ansiedad", dice Hayley Smith, que trabaja en relaciones públicas. "Al principio, me parecían muy productivos, ya que no perdía tiempo viajando a las reuniones y sentía que agilizaba mi carga de trabajo. Pero la gente empieza a querer llamadas para todo".
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Comunicación virtual
"Hasta hace poco, muchos de nosotros sólo participábamos en videollamadas muy de vez en cuando. Pero ahora las utilizamos con regularidad, y es todo un reto desenvolverse en una forma de comunicación que hasta hace pocos años nos era desconocida", afirma Emma Russell, lectora de psicología laboral y organizativa en la Universidad de Sussex.
"Negociar un nuevo medio para comunicarse con la gente -como las videollamadas- supone un esfuerzo y puede agotar los recursos", explica. "Estamos resolviendo la nueva etiqueta social, cómo ser escuchados con eficacia, cómo asegurarnos de que estamos al tanto de la reunión por vídeo, cómo hablar sin ser groseros e incluso si hay que establecer contacto visual".
Russell también dice que tenemos que regularnos de otra manera cuando hacemos videollamadas. Esto puede significar pensar dos veces las acciones que normalmente hacemos en casa -por ejemplo, rascarnos- porque otras personas podrían vernos.
"Estamos atendiendo a una serie de caras que nos miran fijamente, y nuestra cara también está en pantalla para que todos la vean", añade Russell. "Puede ser muy agotador estar pendiente de cómo nos ve la gente y de cómo ven nuestras reacciones".
Leer el lenguaje corporal
Una parte importante de nuestra forma de comunicarnos es no verbal. La forma en que nos movemos, nos sostenemos y nuestras expresiones faciales transmiten mucha información, y estas señales pueden ser más difíciles de leer a través del chat virtual, lo que puede llevar al agotamiento de la videollamada.
"En el ámbito online, ya no podemos confiar en nuestras capacidades innatas e instintivas para evaluar la situación a través del lenguaje no verbal, como el lenguaje corporal y las señales sociales", afirma la psicóloga Charlotte Armitage, miembro de la Sociedad Británica de Psicología.
"Como consecuencia, tenemos que adaptar nuestro estilo de comunicación", añade. "Este proceso requiere el uso de recursos psicológicos adicionales para transmitir con precisión nuestro propio mensaje, así como para interpretar y comprender los mensajes del otro individuo".
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La psicología de ser observado
Si estamos físicamente ante una cámara, somos muy conscientes de que nos observan. "Vernos en la pantalla puede cohibirnos. Puede desencadenar ansiedad desde dos ángulos: el juicio sobre nosotros mismos y el juicio social de los demás, ya sea por nuestro aspecto o por nuestra actuación", afirma Lee Chambers, psicólogo ambiental.
Y para quienes ya sufren ansiedad ante las situaciones sociales, participar en una videollamada puede resultar aún más intimidante.
"La fobia social también es increíblemente común. Lo que esto nos dice es que cualquier forma de exhibición social o pública -especialmente en una situación desconocida- es probable que provoque cierta ansiedad", afirma el profesor Thomas Hills, del departamento de Psicología de la Universidad de Warwick.
"Para muchos de nosotros las videollamadas son una nueva forma de comunicación, un poco como ponerse de pie delante del aula. Ya sólo por eso va a resultar incómodo".
Cómo controlar la ansiedad ante el vídeo
Para muchos, trabajar desde casa ha difuminado los límites entre nuestra vida profesional y personal, lo que puede hacer más difícil desconectar del trabajo y relajarse.
"Estar ansioso es un proceso fundamentalmente agotador", afirma Armitage. "Cuando tenemos un nivel básico de ansiedad, éste requiere un procesamiento psicológico adicional y hace que el funcionamiento en las actividades cotidianas normales sea mucho más exigente. Esto en sí mismo puede hacer que nos sintamos ansiosos ante la idea de participar en videoconferencias."
Dicho esto, las videollamadas pueden ser una buena forma de mantener el contacto con los demás si la soledad está afectando a nuestro bienestar.
Entonces, ¿qué podemos hacer para reducir la ansiedad cuando nos conectamos virtualmente?
Evite las llamadas consecutivas
En primer lugar, es importante evitar hacer videollamadas seguidas, si es posible.
"Esto es agotador porque tendemos a estar inmóviles en estas llamadas y nos damos menos oportunidades para recuperarnos de cada intercambio", dice Russell. "El cambio constante de atención de un tema a otro, de una reunión a otra, con menos descansos, menos oportunidades de levantarse y pasear puede resultar agotador".
Pasar tiempo lejos del ordenador
Es importante tomarse descansos del ordenador, ya que demasiado tiempo frente a la pantalla puede afectar negativamente al sueño.
Salir a dar un paseo o respirar aire fresco puede ayudar a reducir la sensación de ansiedad. Si estás confinado en casa, cerrar el portátil y hacer otra cosa -estiramientos o un vídeo de ejercicios- puede ser un buen descanso.
"Practica la respiración profunda y asegúrate de tener suficiente tiempo alejado de la pantalla del ordenador saliendo a hacer ejercicio al aire libre", dice Armitage.
Establecer normas
También puede ayudar establecer normas y códigos de etiqueta social para una videollamada de trabajo, de modo que la gente no tenga que preocuparse por cómo actuar.
"Los directores o anfitriones podrían dar permiso a los asistentes para desactivar el uso compartido de la cámara durante algunos periodos de las reuniones, de modo que los asistentes pudieran descansar de la autorregulación constante y tener la oportunidad de levantarse, estirarse y moverse", afirma Russell.
Si no vas a presentar o hablar, prueba a apagar el vídeo y el micrófono. "El seguimiento social pasivo es mucho menos fatigoso que el compromiso social activo", añade Hill.
Reducir la incomodidad
"Ayuda adoptar la perspectiva de las personas que están al otro lado de la cámara. Saludarles, sonreír, decirles algo amable como harías normalmente", dice Hill. "Para que las videollamadas resulten más familiares, hay que hacerlas más humanas".
Si tiene problemas de salud mental, póngase en contacto con su médico para que le aconseje la mejor forma de actuar. Si cree que padece ansiedad social, la terapia verbal puede ayudarle. Puede reservar sesiones privadas de asesoramiento por vídeo a través de Patient Access. La organización benéfica Mind también ofrece consejos muy útiles.
Historia del artículo
La información de esta página ha sido revisada por médicos cualificados.
Fecha de la próxima revisión: 19 de mayo de 2027
19 de mayo de 2024 | Última versión
8 ene 2020 | Publicado originalmente
Autores:
Lydia Smith

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