Quiste y absceso de Bartolino
Revisado por Dr Toni Hazell, MRCGPÚltima actualización por Dr Rachel Hudson, MRCGPÚltima actualización 27 Ene 2025
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¿Qué es un quiste de Bartolino?
Las glándulas de Bartolino son un par de glándulas, cada una del tamaño de un guisante, cuyas secreciones mantienen la humedad de la superficie vestibular de la vagina. Están situadas aproximadamente en la posición de las 4 y las 8 del vestíbulo y normalmente no se pueden palpar. El daño o la infección del ostium del conducto provoca la obstrucción y se produce un quiste que puede infectarse.
Las glándulas de Bartolino deben su nombre al anatomista danés Casper Bartholin, que las describió en el siglo XVII.
¿Cuál es la frecuencia de los quistes de Bartolino? ( Epidemiología)
Los quistes o abscesos suelen ser unilaterales. Los quistes de Bartolino se presentan en aproximadamente el 3% de las mujeres.1 Suelen presentarse en mujeres en edad fértil. Si se presentan después de los 40 años, hay que pensar en una causa maligna, aunque es poco frecuente.
Factores de riesgo
Suelen darse en mujeres nulíparas o con baja paridad.
Para algunas mujeres, los factores de riesgo del absceso de Bartolino son los mismos que los de las infecciones de transmisión sexual si la infección está causada, por ejemplo, por la gonorrea.
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Historia
Los quistes pequeños pueden ser asintomáticos y descubrirse incidentalmente, por ejemplo, al realizar una citología cervical rutinaria.
La aparición de un absceso es rápida, en cuestión de días o incluso horas.
Inicialmente hay un edema labial antes de que se forme una inflamación.
La inflamación puede ser muy dolorosa. A la mujer le puede resultar incómodo caminar o sentarse. Puede haber dispareunia superficial.
Si el quiste o absceso estalla espontáneamente, se produce un alivio repentino del dolor.
Puede haber flujo vaginal, especialmente en mujeres con infecciones de transmisión sexual.
Examen
La marcha de la paciente puede ser de piernas anchas si el quiste es grande; puede resultarle incómodo sentarse.
Suele haber una masa labial unilateral; puede ser blanda y fluctuante y no dolorosa (quiste) o tensa y dura con eritema circundante (absceso). El tamaño varía desde el tamaño de un guisante hasta varios cm.
Los ganglios inguinales pueden ser palpables si está infectado y puede haber fiebre.
Si el quiste o absceso revienta, puede que haya poco que encontrar.
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Investigaciones2
Debe tomarse una muestra del contenido del quiste; a menudo, los organismos que se cultivan, incluso a partir del contenido de un absceso, son comensales cutáneos más que patógenos.
Las mujeres mayores de 40 años que presenten un quiste de Bartolino o un absceso deben someterse a una biopsia para descartar un carcinoma. Esto es poco frecuente, pero en ocasiones pueden presentarse de este modo varios tipos de neoplasias malignas de la vulva.3 El carcinoma de la glándula de Bartolino representa alrededor del 5% de los carcinomas vulvares.4
Organismos infecciosos5
Es frecuente que los abscesos de Bartolino afecten a más de un tipo de organismo. Los organismos aerobios son los patógenos habituales, siendo Escherichia coli el más común. También pueden cultivarse organismos causantes de infecciones de transmisión sexual, como la clamidia y la gonorrea.
Diagnóstico diferencial2
Quiste sebáceo - posiblemente infectado.
Por encima de los 40 años, debe considerarse el carcinoma de vulva.
Los lipomas pueden aparecer en los labios mayores.
Infecciones de transmisión sexual, como sífilis, gonorrea o verrugas genitales. Éstas también pueden coexistir con el quiste o absceso de Bartolino.
Hematoma.
Tratamiento del quiste de Bartolino2
Tratamiento conservador
Si el quiste es pequeño y no causa problemas, no debe tomarse ninguna medida. La excepción son los pacientes mayores de 40 años en los que debe obtenerse histología para excluir malignidad. Si no hay rasgos de infección, no se requieren antibióticos y el cultivo suele ser estéril. La simple incisión del quiste suele provocar recidivas y no se recomienda.
En el caso de un absceso, puede ser necesaria la incisión y el drenaje. Sin embargo, esto no es lo ideal, ya que la recidiva es frecuente y puede dificultar el tratamiento definitivo posterior.
Los baños calientes pueden favorecer la rotura espontánea y el alivio sintomático.
Los antibióticos pueden ser eficaces para tratar abscesos más pequeños mientras se espera el tratamiento definitivo. Lo ideal es obtener un cultivo y utilizar el antibiótico adecuado. Sin embargo, cuando esto no sea posible, o mientras se esperan los resultados, sería apropiado un antibiótico de amplio espectro como el co-amoxiclav.5 No obstante, se desconoce cuál es el tratamiento inicial óptimo. A menudo se prescribe flucloxacilina. Deben seguirse las directrices locales cuando se disponga de ellas.
Marsupialización
Éste ha sido el procedimiento definitivo de elección durante muchos años y muchos ginecólogos siguen considerándolo la mejor técnica.
Puede realizarse con anestesia local, aunque a menudo se utiliza anestesia general.
Se practica una incisión elíptica vertical justo dentro o fuera del anillo himeneal.
Se extrae una cuña ovalada de piel de la vulva y de la pared del quiste.
Se rompen las loculaciones con el dedo enguantado y se sutura la pared del quiste a la piel adyacente mediante suturas interrumpidas.
Un quiste grande puede taponarse con una gasa de cinta en flavina. El quiste se deja abierto y se encogerá y epitelizará en los 7 a 14 días siguientes. De este modo se evitan las recidivas.
Inserción del catéter
Una técnica más reciente que está ganando popularidad es el catéter con balón.6
Tras la preparación habitual y la infiltración con anestesia local, se realiza una punción en el quiste, a 1-1,5 cm de profundidad.
Se utiliza un instrumento para romper las loculaciones y, una vez drenado el quiste, se introduce en él el catéter Word; se trata de un pequeño catéter de goma con una punta hinchable.
El globo se infla con agua o gel lubricante, ya que mantiene mejor la presión que el aire, y el otro extremo se introduce en la vagina.
El catéter se deja in situ hasta cuatro semanas para la epitelización completa del nuevo tracto.
El catéter se retira desinflando el globo y, con el tiempo, el orificio resultante disminuirá de tamaño y se hará imperceptible.
Otras técnicas incluyen la incisión y curetaje de la cavidad, la aplicación de nitrato de plata en la cavidad del absceso, la inserción de un anillo de plástico (Jacobi) o el uso de un láser de dióxido de carbono.7 Todas estas técnicas son menos populares.
Debe evitarse la extirpación completa de la glándula a menos que se sospeche malignidad. Puede causar una pérdida de sangre considerable y debe realizarse en un quirófano. El cáncer de la glándula de Bartolino es extremadamente raro en todas las mujeres, incluidas las posmenopáusicas.
Pronóstico
Existe una elevada tasa de recurrencia que varía entre el 0 y el 38%, dependiendo del tipo de cirugía utilizada. La recurrencia es mayor tras la incisión y el drenaje y menor tras la marsupialización.7
Lecturas complementarias y referencias
- Berger MB, Betschart C, Khandwala N, et al.Incidental bartholin gland cysts identified on pelvic magnetic resonance imaging. Obstet Gynecol. 2012 Oct;120(4):798-802.
- Lee MY, Dalpiaz A, Schwamb R, et al.Patología clínica de las glándulas de Bartolino: A Review of the Literature. Curr Urol. 2015 May;8(1):22-5. doi: 10.1159/000365683. Epub 2015 mayo 20.
- Heller DS, Bean SLesiones de la glándula de Bartholin: una revisión. J Low Genit Tract Dis. 2014 Oct;18(4):351-7. doi: 10.1097/LGT.0000000000000016.
- Bhalwal AB, Nick AM, Dos Reis R, et al.Carcinoma de la glándula de Bartolino: A Review of 33 Cases. Int J Gynecol Cancer. 2016 May;26(4):785-9. doi: 10.1097/IGC.0000000000000656.
- Bhide A, Nama V, Patel S, et al.Microbiología de los quistes/abscesos de la glándula de Bartolino: revisión de la terapia antibiótica empírica frente al cultivo microbiano. J Obstet Gynaecol. 2010;30(7):701-3. doi: 10.3109/01443615.2010.505672.
- Inserción de catéter con balón para quiste o absceso de BartolinoNICE Interventional Procedure Guidance, diciembre de 2009
- Wechter ME, Wu JM, Marzano D, et al.Manejo de los quistes y abscesos del conducto de Bartolino: una revisión sistemática. Obstet Gynecol Surv. 2009 Jun;64(6):395-404.
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Historia del artículo
La información de esta página ha sido redactada y revisada por médicos cualificados.
Fecha de la próxima revisión: 26 de enero de 2028
27 Ene 2025 | Última versión

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