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Cardiopatías y actividad física

Profesionales médicos

Los artículos de referencia profesional están diseñados para uso de los profesionales de la salud. Están escritos por médicos del Reino Unido y se basan en pruebas de investigación y directrices británicas y europeas. Puede que le resulte más útil el artículo Ejercicio y actividad física, o alguno de nuestros otros artículos sobre salud.

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Ejercicio físico y riesgo cardiovascular

El ejercicio físico es un potente preventivo primario y secundario de las enfermedades cardiovasculares, en particular las debidas a cardiopatías coronarias.

Se siguen acumulando pruebas de que hacer ejercicio para prevenir las enfermedades cardiovasculares, o para reducir el riesgo de recurrencia en quienes ya las padecen, es eficaz y no se asocia a efectos nocivos apreciables, si se realiza con las salvaguardias adecuadas.

Se cree que el ejercicio físico regular media sus efectos beneficiosos a través de:1

  • Reducir la incidencia y la gravedad de la obesidad y el consiguiente riesgo de diabetes de tipo 2 (siendo la obesidad más importante que la inactividad en el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2).2

  • Mejora de la tolerancia a la glucosa.

  • Aumento de la fibrinólisis.

  • Mejora de la función endotelial.3 4

  • Disminución del tono simpático y aumento del tono parasimpático.

  • Disminución de la presión arterial.

  • Mejora del metabolismo lipídico.

  • Otros factores, aún por dilucidar.

Se cree que la inactividad física duplica aproximadamente el riesgo de cardiopatía coronaria y es un importante factor de riesgo de accidente cerebrovascular. Caminar con regularidad a paso ligero y pasar menos horas al día sentado puede ser tan eficaz para reducir el riesgo como el ejercicio más intenso.5

Además de los beneficios físicos directos sobre los parámetros cardiovasculares y metabólicos del organismo, el ejercicio también aporta beneficios a través de la reducción de los efectos del estrés, la mejora y prevención de la enfermedad depresiva/ansiedad en aquellas personas que corren el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares o las padecen, y la mejora de la autoestima.

Curiosamente, los efectos beneficiosos del alcohol en la reducción de las cardiopatías no son tan apreciables en las personas que hacen ejercicio como en los "adictos al sofá".6

¿Cuánto y con qué frecuencia?

Se recomienda hacer al menos una o las dos cosas siguientes:7

  • 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada a la semana, por ejemplo, nadar, montar en bicicleta o caminar a paso ligero. El ejercicio de intensidad moderada debe hacer que la persona sienta calor y respire mejor, pero que pueda hablar cómodamente con los demás.

  • 75 minutos de ejercicio de intensidad vigorosa a la semana, por ejemplo, correr, subir escaleras, hacer deporte. El ejercicio de intensidad vigorosa debe provocar una respiración rápida con dificultad para hablar.

El ejercicio realizado para prevenir la enfermedad coronaria, para ser eficaz, debe:8

  • Mantenerse a largo plazo.

  • Sea regular, es decir, al menos 4-5 días por semana.

  • Dura unos 30 minutos

  • Ser de intensidad leve a moderada, es decir, lo suficiente para que las personas sientan calor y se queden sin aliento, pero no tan vigorosa como para provocar una disnea extrema.

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¿Qué tipo de ejercicio?

  • Algunas actividades útiles serían caminar, montar en bicicleta, nadar, trabajar en el jardín o bailar.

  • Se considera que el ejercicio aeróbico es más beneficioso y menos arriesgado que el anaeróbico.

  • Se debe aconsejar a los pacientes que eviten esfuerzos que provoquen tensión o aumenten la presión intraabdominal/intratorácica, como el levantamiento de pesas, etc., si son inactivos y/o padecen una enfermedad coronaria.

  • Las personas sedentarias deben empezar con esfuerzos suaves durante periodos cortos y luego aumentar gradualmente la duración y la intensidad del ejercicio a lo largo de unas semanas.

  • Es mejor evitar los episodios repentinos y erráticos de ejercicio en la mediana edad o en las personas con enfermedad arterial coronaria, ya que existen pruebas fehacientes de que aumenta el riesgo de infarto de miocardio y muerte súbita cardiaca en estos grupos.9

  • No existen pruebas de que el ejercicio vigoroso y prolongado proporcione más beneficios que el ejercicio aeróbico suave de duración moderada; sin embargo, el ejercicio más extremo sí parece aumentar el riesgo de acontecimientos cardiacos adversos.9

  • Quienes practican ejercicio con regularidad tienen muchas menos probabilidades de desarrollar complicaciones como consecuencia de un ejercicio intenso. Existen algunas pruebas que sugieren que el riesgo de acontecimientos adversos debidos al ejercicio aumenta en quienes lo practican a primera hora de la mañana.10

  • Existen pruebas de que los beneficios del ejercicio regular están al alcance de todos, incluidos los pacientes sanos de edad avanzada, sobre todo en términos de flujo sanguíneo periférico mediado a través de una mayor producción endotelial de ácido nítrico.

Rehabilitación cardiaca y prevención secundaria de eventos coronarios mediante el ejercicio

A toda persona que haya sufrido un infarto de miocardio, aconsejarle que se mantenga físicamente activa y evite el sedentarismo prolongado:11

  • Hacer ejercicio con regularidad para aumentar la capacidad de ejercicio. Idealmente, como parte de un programa integral de rehabilitación cardiaca basado en el ejercicio.

  • El asesoramiento sobre el ejercicio debe tener en cuenta los niveles de actividad actuales y pasados de la persona, sus comorbilidades, sus circunstancias personales y sus preferencias.

  • En general, el objetivo es realizar al menos 150 minutos semanales de actividad aeróbica de intensidad moderada (hasta el punto de producir una ligera disnea). Algunas actividades de intensidad moderada pueden incorporarse a la vida cotidiana e incluyen caminar a paso ligero, utilizar las escaleras y montar en bicicleta.

  • Aconsejar actividades de fortalecimiento muscular 2 o más días a la semana que trabajen todos los grupos musculares principales (piernas, caderas, espalda, abdomen, pecho, hombros y brazos).

  • Anime a las personas que no pueden realizar una actividad física de intensidad moderada a que se ejerciten al máximo de su capacidad segura y a que aumenten la duración y la intensidad de la actividad a medida que mejore su forma física.

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Actividad sexual tras un infarto de miocardio o una revascularización coronaria11

La actividad sexual puede reanudarse cuando la persona se sienta cómoda para ello, normalmente unas cuatro semanas después de un IM. La actividad sexual no presenta mayor riesgo de desencadenar un IM posterior en una persona que si nunca hubiera tenido un IM.

Lecturas complementarias y referencias

  1. Adamu B, Sani MU, Abdu AEjercicio físico y salud: una revisión. Niger J Med. 2006 Jul-Sep;15(3):190-6.
  2. Rana JS, Li TY, Manson JE, et al.Adiposidad comparada con inactividad física y riesgo de diabetes tipo 2 en mujeres. Diabetes Care. 2007 Jan;30(1):53-8.
  3. Lippincott MF, Desai A, Zalos G, et al.Predictors of endothelial function in employees with sedentary occupations in a worksite exercise program. Am J Cardiol. 2008 Oct 1;102(7):820-4. Epub 2008 Jul 2.
  4. Lippincott MF, Carlow A, Desai A, et al.Relación de la función endotelial con el riesgo cardiovascular en mujeres con ocupaciones sedentarias y sin enfermedad cardiovascular conocida. Am J Cardiol. 2008 Aug 1;102(3):348-52. Epub 2008 May 22.
  5. Brown WJ, Burton NW, Rowan PJUpdating the evidence on physical activity and health in women. Am J Prev Med. 2007 Nov;33(5):404-411.
  6. Britton A, Marmot MG, Shipley M¿Quién se beneficia más de las propiedades cardioprotectoras del consumo de alcohol: los fanáticos de la salud o los adictos al sofá? J Epidemiol Community Health. 2008 Oct;62(10):905-8.
  7. Directrices sobre actividad física: adultos y personas mayores; Departamento de salud y asistencia social. Sept 2019.
  8. Recomendaciones mundiales sobre actividad física para la saludOrganización Mundial de la Salud
  9. Corrado D, Migliore F, Basso C, et al.Ejercicio y riesgo de muerte súbita cardiaca. Herz. 2006 Sep;31(6):553-8.
  10. Atkinson G, Drust B, George K, et alConsideraciones cronobiológicas sobre el ejercicio y las enfermedades cardiacas. Sports Med. 2006;36(6):487-500.
  11. IM - prevención secundariaNICE CKS, marzo de 2024 (sólo acceso en el Reino Unido)

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Historia del artículo

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